martes, 31 de julio de 2012

De la bulimia a la Luz de Cristo

  Bulimia, una enfermedad que para muchos especialistas no tiene cura concluyente; solo se controla y probablemente mejora el estado de salud de quien sufre este mal.
 Sin embargo, hoy en el programa Vivencias, la hermana Sahara Silva relató la extraordinaria forma como Dios  puso cura definitiva a la enfermedad que padecía.
La Hna. Silva recordó todos los inconvenientes que trajo consigo la bulimia. Familia y amigos sufrían con ella los embates de este mal que caló hondo en su condición física y espiritual.
Muy conmovida detalló que el sobrepeso la deprimió, dejando de comer y tomando medidas extremas para mantener una figura aparentemente sana, sin percatarse que esto la arrastraría hacia la frustración personal.
En parte neurálgica de su testimonio, Silva contó que luego de pensamientos suicidas y una discusión con su progenitora, un hermano le comparte la Palabra de Dios. “El hermano me dijo: Yo se que Jesús la ama. Y sentí que Cristo me abría los brazos”, narró con la voz entrecortada.
Sahara Silva, aseguró que cuando entrego su vida a Cristo descubrió que la falta de paz que sentía en su vida era ocasionada por la ausencia de Dios.
Luego de esta experiencia la Hna. Silva y su familia viven de manera armoniosa, reflejando el amor divino en su ser,  compartiendo su experiencia de vida a todos los que conoce.

Fuente: Movimiento Misionero Mundial


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Cristo: El fundamento para un matrimonio feliz


 

 Los esposos Maguiña hoy lucen una amplia sonrisa y una verdadera felicidad; no obstante ellos vivieron momentos muy difíciles en su vida marital, llegando a pensar que nunca serían felices.
Nelly Maguiña vivió una infancia sin carencias materiales, pero si afectivas, luego de la separación de sus padres paso momentos de soledad viviendo con su madrastra, quien nunca pudo reemplazar el amor de su madre.

Ella, junto a sus 3 hermanos por parte de madre, no pudieron vivir juntos, mientras que Nelly cohabitaba con su padre, sus hermanos caminaban por senderos de inestabilidad económica al lado de su progenitora, situación que preocupaba intensamente a Nelly.
Luego de un proceso judicial, Nelly veía  a su madre esporádicamente. “Recuerdo que cada encuentro mi madre era muy emocionante, pero ella no correspondía el amor que yo le entregaba”, señaló la hermana Maguiña entre lagrimas.

 Tras algunos años, Nelly empezó a ayudar a su madre en una juguería ubicada en una céntrica avenida limeña, fue ahí donde conoció a Ramón (su actual esposo).

Un matrimonio en problemas

Ramón, un emprendedor joven, concurría constantemente al negocio de la madre de Nelly. Pasado los años, ambos se propusieron llegar a contraer matrimonio. Con sus ahorros, Ramón construyó su casa y adquirió un vehículo; sin embargo pesar de la bonanza económica la estabilidad emocional del hogar no era la esperada.

La inmadurez de Nelly  (propia de una adolescente de 15 años) y la diferencia de edad entre ambos fue el detonante de los problemas en esta relación, llegando a desembocar en algo que afecta a miles de parejas: la infidelidad.

Después de algún tiempo, la pareja llegó a tener tres hijos. Ramón Maguiña notó que los pequeños sufrían por el comportamiento de sus padres, es así como por invitación de su suegra (quien ya asistía a una iglesia), decide llevar a sus hijos al templo central del Movimiento Misionero Mundial.

“Al acompañar a mis hijos al templo, fui escuchando la Palabra de Dios y noté que el Señor me había llevado hasta ahí, me di cuenta que todo lo malo que hice fue por falta de conocimiento”, manifestó Ramón Maguiña en el programa Vivencias.

El encuentro con Dios 

Por su parte, Nelly pasaba por un momento de depresión originado  por los problemas conyugales, cuando decidió acompañar a su esposo a una escuela dominical. “Luego de un mes de asistir al templo, escuche el llamado de Dios que me decía que existía una solución para mi hogar, yo solamente empecé a llorar y le entregue mi alma al Señor”, recordó la ahora hermana Nelly, quien luego de escudriñar la Biblia y pedir consejería pastoral, afirmó su vida y su hogar.

El testimonio de Nelly llevó a los caminos de Dios a su esposo. Actualmente ambos se han convertido en una pareja ejemplar para la sociedad y trabajan en favor de la obra de Dios construyendo instalaciones para las plantas de transmisión de Bethel Telecomunicaciones y diseñando  las estructuras metálicas que utilizan distintos templos del Movimiento Misionero Mundial.

Fuente: Movimiento Misionero Mundial

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viernes, 27 de julio de 2012

La Historia de Bethel Televisión

Palabras del Rev. Rodolfo González

Bethel Televisión nace en el corazón de Dios, quien pone ese sentir en mi corazón. Desde 1957 cuando establecí, en Cuba, mi primer programa radial pude ver el gran efecto que produce la utilización de los medios de comunicación masiva, ya que lleva la Palabra de Dios a multitudes.

En 1981, al llegar al Perú, fui entrevistado por la prensa de radio y televisión en muchas ciudades. Todos estos acontecimientos me motivaron a seguir usando los medios de comunicación para hacer una obra grande y poderosa para el Señor.
En el Congreso Internacional realizado en Panamá, en 1987 (fecha importante para la obra del Movimiento Misionero Mundial), Dios habló proféticamente y dijo que nos entregaría los medios de comunicación más sofisticados y modernos. Nosotros creímos en esa palabra y hemos ingresado por las puertas que Dios nos abrió.
 
Para el año 1988, logramos alquilar espacios televisivos en varias ciudades del Perú; pero, en 1990, con gran sacrificio, llegamos a la ciudad de Lima, a través de un espacio en Global Televisión (Canal 13). De esta manera llegamos, vía satélite, a todo el Perú y Sudamérica, con el poderoso mensaje de la Palabra de Dios.
 
Con el respaldo del Señor y la contribución generosa de la congregación, estuvimos cuatro años en el aire con el programa "La Hora de la Transformación"; el resultado fue glorioso, miles de personas fueron impactadas con el mensaje de salvación. Las iglesias crecieron en todo el Perú, eran muchas las personas que buscaban un templo donde congregarse.
 
En 1995, un problema con la infraestructura de nuestro templo motivó a la construcción de un edificio de 17 pisos distribuidos, siendo el objetivo principal realizar la infraestructura adecuada para un canal de televisión y una emisora de radio.
 
Fue así que en noviembre de 1998, recibí la llamada telefónica del pastor de la iglesia de Arequipa, quien había hecho contacto con una persona que tenía una licencia para operar un canal de televisión en la cuidad de Lima, lo cual nos abriría el camino hacia Bethel Televisión.
Esta licencia estaba a punto de perder la autorización que otorga el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, pero Dios obró en una sucesión de milagros que hicieron que hoy "El Canal  para la Felicidad de la Familia" sea una realidad.
 
Actualmente, llegamos a toda América, Europa, África, Asia y a través de Internet al mundo entero, ingresando a miles de familias con una programación creada para fortalecer los principios del Evangelio, ¡Gloria a Dios!

“En Cristo encontré mi verdadera identidad”


Manuel Wong Flores, nacido en Ferreñafe, desde temprana edad tuvo un problema de identidad sexual.
En lugar de los carritos, escogió las muñecas, se vestía con la ropa de su hermana, sin saber qué pasaba dentro de él.
Ya en Lima, este conflicto interno se acrecentó. Conforme crecía, Manuel se convirtió en el centro de  burla de sus amigos,  lo que lo  llevaba a pasar interminables noches llenas de llanto y desolación. Llegando a reconocer que no era normal, sintiéndose rechazado por los demás.
Las actitudes  que tomaba  muy pronto lo delatarían. En una oportunidad su hermana le dijo a su padre que Manuel se vestía de mujer. “No te quiero en casa”, fue lo que escuchó Manuel de labios de su progenitor.
Ante esta frase lo único que pudo hacer fue ir tras  la puerta y  comenzar a llorar desconsoladamente. Su madre intentó ayudarlo en vano a salir del mundo del homosexualismo; sin embargo el amor humano no logró hacerlo cambiar.
Depresión y soledad
En plena adolescencia, Manuel se hundió en la tristeza y la soledad, refugiándose centros de diversión y en la compañía de sus “amistades”. Sin embargo, Dios tocaba a su puerta constantemente. Un grupo de cristianos lo visitaban con cierta frecuencia, pero Él creía que  ya no había solución para su vida.
Cual goteó incesante, la Palabra de Dios empezó a calar en el corazón de Manuel, confesando  ante Dios su condición y su desolación. 
Como se sabe el camino a la salvación no es fácil. Luego de confesarse ante nuestro creador, el grupo de homosexuales que frecuentaba empezó a presionarlo para que retome los malos pasos en los que anduvo. Pero la obra iniciada por Dios en Manuel se completaría.
Junto al grupo de hermanos que le predicaba, Manuel llegó al templo del Movimiento Misionero Mundial en Huaycán. La prédica de la Palabra de Dios, empezaba a detallar como era su vida. Lo único que pudo hacer Manuel fue quebrantarse ante Nuestro Salvador.
El origen del sufrimiento
Es allí donde el protagonista de este testimonio entendió el origen de su sufrimiento: El  pecado; pero a la vez sentía dentro de su corazón un sobrenatural calor que lo abrigó en esperanza. 
Desde ese día Manuel se aferró a la mano  de Dios, dando un paso de fe, rompiendo todas las cadenas que lo ataban, entregándole su corazón a Cristo. Dejó la vestimenta femenina, los escándalos y las discotecas para servir de ejemplo en su hogar y en la sociedad.
Hoy, Manuel Wong puede decir que Dios existe, declarando que Él pudo cambiarlo por completo, dándole la felicidad que tanto deseaba. “Quiere decirles a todos, que Cristo vive, que Sólo en Dios hay esperanza”, nos cuenta muy emocionado nuestro hermano.
(Relato extraído del programa: Testimonio Vivo de Bethel TV)

“El nombre de mi médico es Cristo”


Roberto Pérez nació en Lima hace 50 años, es el mayor de 4 hermanos. Desde muy pequeño recibió  el amor y el cariño de su madre pero tuvo un padre poco afectivo.
Nunca destacó en la escuela por ser un buen alumno, poco antes de terminar la secundaria comenzó a participar de reuniones con sus compañeros de salón, le gustaba mucho el deporte por lo que se mantuvo lejos de vicios como el alcoholismo o las drogas. Muy por el contrario trabajó desde los 14 años y siempre buscó lo mejor para él y los suyos.
 
Como hermano mayor dentro del hogar, sintió la responsabilidad de velar por los menores y por cuanta necesidad existía en su familia.
 
Siempre anheló la vida castrense. Así fue que inició preparativos para postular a la Escuela Militar de Chorrillos.
 
Después conocería a una joven cristiana llamada Lea quien en la actualidad es su esposa. “Cuando  conocí a Lea, ella tenía la edad de 17 años y desde ese día estamos juntos”, cuenta el ahora pastor Pérez.
 
Fue así que ingresó a las Fuerzas Armadas del Perú, en ese lugar  su carácter fue tornándose en agresivo y de vez en cuando solía exteriorizar su violencia.
 
Su familia fue el impulso que tenía para sortear cualquier dificultad en la vida militar y en el hogar. Tiempo después pudo contraer matrimonio con Lea, con quien hasta hoy conforma una pareja en la que ambos se introdujeron poco a poco en el cristianismo, perseverando hasta hoy.
 
Ya como miembros de  la iglesia tuvieron a su primera hija, luego otra y fueron bendecidos por una gran prole; el Todopoderoso les permitió una situación económica muy buena, Ellos pudieron ofrecerles a sus hijos una buena educación.
 
Llamado y prueba
Algún tiempo después fue nombrado pastor y se le asignaron paulatinamente obras diversas desde anexos hasta iglesias.
 
Cuando todo parecía ir bien en popa y luego de superar distintas pruebas un hermano de la Iglesia lo alentó a que se haga una revisión médica. “Hace mucho tiempo recibí un golpe en los genitales pero nunca le preste importancia”, añade Roberto.
 
Impulsado por un chequeo preliminar y  luego de una ecografía se le detectó una masa sospechosa que fue extirpada quirúrgicamente.
 
 Luego de la prueba patológica y una resonancia magnética se comprobó que tenía un tumor maligno que comprometía ganglios y próstata. “Decidí pedirle perdón a mi esposa y a mis hijos, prácticamente me despedí de mi familia”, cuenta el protagonista de esta historia.
 
Él decidió mantenerse firme en agradecimiento a Dios, se dedicó a evangelizar a todo aquel con el que se cruzaba en un reconocido hospital de cáncer peruano.
 
Mientras muchos creían que esos iban a ser los últimos días o meses de Roberto, él junto a su familia decidieron cumplir con la intensa quimioterapia que fue muy dolorosa, esperando un milagro o la voluntad de Dios.
 
Superado el tratamiento Roberto decidió seguir predicando y ha mostrado una recuperación milagrosa, sorprendiendo inclusive a los médicos tratantes y a cuanta persona lo conoce.
 
Luego de varios años sigue pastoreando, actualmente es el encargado de la Obra del Movimiento Misionero Mundial en Perú en el distrito limeño de Surquillo. “Cuando veo a gente llorar por algo que les pasó, yo les digo que para Cristo no hay nada imposible”, finaliza Roberto.

“Todos tenemos una vida con propósito”


Millones de personas en el mundo no le encuentran un real sentido a sus vidas, pero son pocos los que saben que Dios planificó su existencia desde el vientre materno.
Esta es la historia de Maira Orderes, una niña que creció en un hogar marcado por las carencias económicas, donde los gritos y regaños de su madre, Adelaida, eran cosa de todos los días.
Pero poco a poco esto fue cambiando, la familia Orderes empezó a asistir a un templo del Movimiento Misionero Mundial. Las discusiones disminuyeron y Maira sintió la diferencia de vivir con una familia cristiana.
No obstante, a poco de alcanzar la mayoría de edad, las luchas típicas de la adolescencia empezaron a agobiarla. Sentía que su madre y hermanas no la comprendían, inclusive pensaba recurrentemente en vivir sola.
La prueba
Pero lo peor estaba por venir. Cierto día escuchó una conversación en la que Adelaida confesaba que pensó abortar a Maira. Esto le cayó como un baldazo de agua fría, llevándola a una insipiente rebeldía.
Maira iba a ser el tercer aborto de Adelaida, pero no sucedió porque su tío se opuso a que su hermana cometa un nuevo crimen.
Desde ese día, la protagonista de esta historia asistía a regañadientes al Templo. Sin embargo, una noche el sentido de su vida cambiaría.
Vida en Cristo
El mensaje que escuchó provocó un giro de 180 grados en su vida. El predicador dijo que Dios conocía a cada ser humano desde antes de su existencia y que para todos había un propósito especial.
Fue así que Maira comprendió que su llegada al mundo no era en vano, que lo que hizo e intentó hacer su madre fue en una época en la que ella no conocía a Cristo.
No tardó en correr hacía el altar y arrodillarse pidiéndole perdón a Dios por su resentimiento. Desde ese día perdonó a Adelaida.
Actualmente sabe que El Creador tiene un plan sobrenatural con ella, testifica que nadie nace por casualidad y que todos tenemos una vida con propósito.