miércoles, 29 de agosto de 2012

“Bethel Tv me llevó al Señor”

 Jessica Stotler descubrió la Palabra de Dios frente a una pantalla de computadora, viendo la señal de Bethel Televisión vía Internet. Tuvo una permanente lucha espiritual antes de entregarse al Señor. Pero terminó convertida al cristianismo y hoy es una de las abanderadas de la labor de evangelización que promueve el Movimiento Misionero Mundial por los medios de comunicación.
“Quizás los incrédulos piensen que es algo inconcebible, pero Internet me llevó a los brazos de nuestro Señor”. Jessica Stotler, ciudadana americana y residente del municipio de Oswego en Illinois, provee luz y espiritualidad con su peculiar historia en tiempos marcados por lo virtual. Puede parecer inverosímil, pero la protagonista de este testimonio encontró en la web de Bethel Televisión el camino a la gracia del Todopoderoso.
Madre de cuatro hijos y cosmetóloga de profesión, su unión a Cristo está marcada por lo ilógico y lo increíble. Sucedió en vísperas de la Navidad de 2009 en la intimidad de su hogar y frente a su computador personal. Cansada de no encontrar la razón suprema de la vida, y aquejada de un extraño mal que la colocó al borde la muerte, Jessica entró al site del canal para la felicidad de la familia y halló el mensaje de esperanza y salvación que tanto buscaba.
 
La hermana Stotler saluda hoy desde Estados Unidos a la redacción de Impacto Evangelístico vía webcam. Ella recuerda: “hasta ese momento yo era una mundana más. Vivía mi vida a mi modo y lejos de Dios. Incluso renegaba del Creador y miraba con malos ojos que mi madre y una de mis hermanas formaran parte del Movimiento Misionero Mundial. Pero cuando caí enferma de gravedad y me empecé a hinchar como un globo, y ningún médico daba con mi mal, miré Bethel TV por Internet y la hora de mi transformación llegó”.
 
Una vida dura
En el recuento de su vida anterior a la cristianización Jessica Stotler, nacida en el Perú, no teme mostrar su lado más humano y sostiene: “yo crecí en un barrio humilde de Lima, la capital del Perú, y conocí desde muy niña la pobreza y las durezas de la vida. Mi padre era alcohólico y maltrataba a toda la familia y nos condenó a una supervivencia áspera. Así que la falta de dinero hizo que desde muy niña tuviera que trabajar como empleada del hogar en un sinfín de casas limeñas. En ese andar, y antes de cumplir los 18 años, me uní en 1987 a un hombre con el que tuve dos hijos, Franklin y Michaell, con la idea de dejar atrás todo lo malo”.
 
Jessica huía, huía y huía en ese tiempo, sin tregua de su propia existencia y de Cristo, con la amargura como bandera. Primero, harta del control familiar, se buscó un espacio individual. Luego, tras ser víctima de una pareja maltratadora, se enfrentó a la vida en solitario y fue padre y madre de dos niños. La cosmetología primero y posteriormente la gastronomía fueron el medio para la subsistencia con el “sudor de su frente”.
 
Emigrar en 2001 a los Estados Unidos, tras procrear en 1997 a su tercera hija de nombre Ashly, fue el punto final de aquella huida. El Creador ya tenía trazado un plan salvador para ella. Y es que allí, en el cuarto país más grande del mundo, su vida se transformaría en menos de una década. Mientras se labraba un presente prometedor, trabajando en un hospital de Illinois y en el municipio de Oswegoland Park, su madre desde Perú nunca dejó de predicarle la Palabra del Señor y de las bondades de la Obra. Sin embargo, ella siempre se mantuvo distante del Movimiento Misionero Mundial.
 
La lucha espiritual
Hoy toda una experta de Internet y sus generosidades, Jessica Stotler narra desde el corazón de su casa que aquella etapa fue: “de una gran lucha espiritual. Yo vivía muy enojada con el Movimiento Misionero Mundial. Me amargaba que mi madre congregara y fuera una cristiana comprometida con la Obra. Cada vez que alguien de mi familia me decía que sintonizara la señal de Bethel por la red se me erizaban los pelos.
 
Lo que vino después fue peor. La lucha espiritual de la hermana Stotler se agudizó de forma paralela a la aparición de más cambios en su existencia. Mientras conocía a quien iba a desposarla en 2006, el norteamericano Joel Stotler, su desencuentro con Jesús se incrementó y su apego a lo material y a la voluptuosidad se elevó a niveles malignos. Sin embargo, el pico de mayor aborrecimiento al Creador llegó junto al nacimiento de su última hija, Mary Lynn, el 25 de marzo de 2009.
 
La conversión
Nueve meses después sucedió lo impensado, Stotler nacida el 15 de setiembre de 1970, se entregó a Jesucristo a través de la red de redes, esa misma red que antes había cortado, y terminó con la riña que la tenía apartada del buen camino. Luego, y tras comprobar el Poder de Dios cuando intentó teñirse sin éxito el cabello hasta en tres ocasiones y el tinte jamás pudo modificar el color original de su cabellera, se sometió al Señor. Ella cuenta que aquello fue: “maravilloso. La señal de Bethel TV, por Internet, pasó a ser el alimento espiritual diario de toda mi familia que también se convirtió a Cristo”.
 
Jessica Stotler se ha pasado los últimos 20 meses entre videoconferencias e innumerables chats para mantener viva la llama de Jesús en su hogar. Su unión con el Creador se consolidó el 4 de setiembre del año pasado cuando se bautizó en el Lago Michigan de Illinois, junto a su esposo.

De martes a domingo, ese pequeño lugar, en el que junto a una Biblia reluce un moderno computador, es el centro de algo que puede parecer inverosímil, pero sin duda es la muestra de que Dios todo lo puede, incluso usar el ciberespacio para salvar más almas de las garras del maligno.

Fuente: Impacto Evangelistico

Muro de las Lamentaciones


  El Muro de las Lamentaciones (en hebreo, הַכֹּתֶלהַמַעֲרָבִי, HakótelHama'araví), o Muro de los Lamentos, es el sitio más sagrado del judaísmo.
Su nombre en hebreo significa simplemente “muro occidental”. Según la opinión popular, es el último vestigio del Templo de Jerusalén, el edificio más sagrado del judaísmo. Los restos que aún quedan datan de la época de Herodes el Grande, quien mandó construir grandes muros de contención alrededor del Monte Moriah, en el año 37 a.C. ampliando la pequeña explanada sobre la cual fueron edificados el Primer y el Segundo Templo de Jerusalén, formando lo que hoy se conoce como la Explanada de las Mezquitas (por la tradición musulmana) o Explanada del Templo (por la tradición judeocristiana).
Historia
El Primer Templo, o Templo de Salomón, fue construido en el siglo X a. C., y destruido por los babilonios en el 586 a. C. El Segundo Templo, en tanto, fue reconstruido por Esdras y Nehemías en el año 445 a.C. a la vuelta del Exilio de Babilonia, y vuelto a destruir por los romanos en el año 70 de nuestra era, durante la Gran Revuelta Judía. De tal modo, cada templo se mantuvo en pie por unos 400 años.
De acuerdo con la historia, cuando las legiones del emperador Vespasiano destruyeron el templo, sólo una parte del muro exterior quedó en pie. El entonces general Tito dejó este muro para que los judíos tuvieran el amargo recuerdo de que Roma había vencido a Judea (de ahí el nombre de Muro de las Lamentaciones). Los judíos, sin embargo, lo atribuyeron a una promesa hecha por Dios, según la cual siempre quedaría en pie al menos una parte del sagrado templo como símbolo de su alianza perpetua con el pueblo judío. Los judíos han orado frente a este muro durante los últimos dos mil años, creyendo que este es el lugar accesible más sagrado de la Tierra, ya que no pueden acceder al interior de la Explanada de las Mezquitas, que sería el más sagrado de todos. En todo caso, las oraciones hebraicas frente al muro no se limitan a las lamentaciones. Se lee el libro de los Salmos. Se realizan ceremonias de Bar Mitzva. Alabanzas y peticiones (orales y escritas) son comunes y continuas.
Comúnmente frente a él se lamenta la destrucción de la ciudad y la dispersión del pueblo hebreo, siendo el viernes un día de especial intensidad. La tradición de introducir un pequeño papel con una plegaria entre las rendijas del muro tiene varios siglos de antigüedad. Entre las oraciones de los judíos se incluyen las fervientes súplicas a Dios para que vuelva a la tierra de Israel, el retorno de todos los exiliados judíos, la reconstrucción del templo (el tercero), y la llegada de la era mesiánica con la venida del mesías judío.
El Muro de las Lamentaciones es sagrado para los judíos debido a que es el último trozo del muro que rodeaba el Templo por el sur y por el este. Además, el Muro es el lugar más cercano al sancta sanctorum o lugar santísimo (1Reyes 8:6-8). De las tres secciones del muro, el del este, del sur y del oeste, el del oeste es el lugar tradicional de oración (de ahí su nombre en hebreo, HakótelHama'araví, "el Muro Occidental").
En la Explanada de las Mezquitas, rodeada por el Muro, los musulmanes han ido construyendo a lo largo de los siglos la Cúpula de la Roca.

Fuente : Impacto Evangelistico

martes, 28 de agosto de 2012

Piedad encontró compasión

Vanidosa, arrogante y egoísta. Madre sin piedad y amor. Mujer entregada al placer. Años de vida licenciosa, abortos y alcohol. Sin embargo, el Señor encaminó la existencia de Piedad Restrepo Gálvez hace 21 años hasta transformarla en fervorosa predicadora de su Palabra.
La bondadosa mujer sostiene una voluminosa Biblia entre los pliegues de su chaqueta mientras circula divulgando la Palabra de Dios por Medellín, la capital de la Montaña, en el noroccidente de Colombia. Piedad del Socorro Restrepo Gálvez, confundida dentro del ajetreo de la segunda ciudad colombiana más poblada, asoma, paradójicamente, como una tabla de salvación de fe en medio de la normalidad en la que transcurren los días en la capital de Antioquia. El Todopoderoso, aquel ser al que despreció en más de una ocasión, hace 21 años que le mostró su infinita misericordia y modificó una existencia irresoluta, signada por la arrogancia y la vanidad, por una vida donde predicar y testificar las buenas nuevas del Creador consumen el integro de sus esfuerzos.
 
Nacida el 20 de junio de 1951, Piedad del Socorro no es un personaje que pase inadvertido en medio de la inseguridad espiritual que reina en torno a una urbe asociada internacionalmente con frecuencia a la violencia. Ella, hoy activa integrante del Movimiento Misionero Mundial, reconoce que en su pasado mundano Dios sólo fue una figura “decorativa” pero añade, también, que Él lo es “todo” en el presente esperanzador que vive a diario. Debido a ello, y con el deseo de dar a conocer el poder transformador de Jesucristo, sostiene que prueba frecuentemente lo que afirma mediante el relato de su biografía a cualquier persona que busque saber las maravillas que puede realizar el Altísimo.
 
La mujer adicta
Egocéntrica, extravagante, narcisista y adicta al “glamour”, a lo largo de cuarenta años, Restrepo Gálvez fue hija única de una relación disfuncional que la condenó desde muy pequeña a sobrevivir acorazada por la fantasía de lo maligno. Al respecto cuenta que: “mis padres, quienes nunca se llevaron bien, me dejaron a muy corta edad al cuidado de mi abuela. Lastimosamente, ella fue la responsable de mi crianza y me hizo creer que yo era una reina, una niña muy agraciada, que no necesitaba de estudios para salir adelante y sólo dependía de mi físico. Priorizó que me convirtiera en una persona poco juiciosa y completamente desapegada a Dios. Me hizo engreída, jactanciosa y pretenciosa”.
 
La conexión de Piedad con el orgullo, la soberbia y la arrogancia estaba, de alguna manera, en su destino, desde luego en su voluntad, y prosiguió con total normalidad en su adolescencia. Oriunda de Medellín, ella creció entre amistades malsanas, diversiones inapropiadas, discotecas y demás complementos terrenales que profanaron el estilo de vida de una jovencita que ya por ese entonces se proyectaba a vivir en su propio cuento de hadas, un sueño que le ocasionaba placer, y que se manifestaba constantemente a través del interés de muchos fotógrafos que reparaban en su belleza. De ese modo, y en tanto Colombia se empezaba a manchar con el accionar paramilitar, Restrepo convivió con un mundo iluso donde la prioridad era el desenfreno y el vértigo de lo prohibido.
 
Una mala madre
El fruto de sus pecados no tardó en aparecer y apenas a los 17 años, cuando otras muchachas de su edad recién terminaban la escuela, Piedad Restrepo se estrenó como madre. Sobre esta parte de su vida revela: “yo me había practicado varios abortos antes de quedar embarazada de mi primera hija y la verdad es que en ese momento, con tan pocos años de vida, lo que menos quería era tener una niña. Mi fastidio llegó a tal punto que la primera vez que empezó a lactar mi hija la golpeé en la cabeza porque me presionó el pezón. Me sentí tan confundida que al poco tiempo se la dejé a mi abuela para que la criara como lo hizo conmigo. Fui desmedida a la hora de priorizar mis propios intereses libertinos”.
 
Después, con la llegada a Latinoamérica de la moda hippie, un movimiento contracultural nacido en Estados Unidos que pregonaba de forma errónea la revolución sexual, su conducta empeoró aún más y se hizo más frívola y ligera. Así, a inicios de los años setenta, se sumergió en el mundillo de las drogas, el alcohol y las disipaciones carnales. Incluso su revuelto andar la condujo a las puertas del suicidio. Circunstancialmente, en ese trance, cuando tenía 23 años, fue que alumbró su segunda hija quien corrió el mismo destino que la primera y acabó en las manos de su abuela. Ya para aquel momento Piedad adoraba los viajes y odiaba cualquier cosa que la atara a un solo lugar. Lo suyo era pasarla bien y olvidarse de toda obligación familiar.
 
Y así fueron pasando los años. Solía estar la mayor parte del tiempo fuera de Medellín, en cualquier parte del mundo, corriendo de los fantasmas de su niñez y sin la protección de Cristo. Huyendo del recuerdo permanente de una madre a la que culpaba por todos sus pesares. Recriminando sus errores ante sus amistades y maldiciendo el escaso amor que le tuvo. Luego vendría su marcha a la ciudad de Nueva York, la segunda aglomeración urbana del continente americano, donde se establecería para disfrutar del lujo y placer que recibía a cambio de dar satisfacción y diversión a un hombre de mal vivir dedicado al comercio de estupefacientes. Posteriormente, en 1978, engendró un tercer hijo al que confió, en un pestañar de ojos, a su abuela y se olvidó de él tan pronto pudo.
 
El peregrinaje de fe
Pero un día, Dios tuvo compasión de Piedad del Socorro y de su existencia licenciosa y trató con ella para salvarla del fango del pecado. Todo sucedió a inicios de 1990. La muerte de un medio hermano, en Santiago de Chile, y una serie de graves problemas cardíacos de su progenitora, tiraron abajo el odio y rencor que atesoraba en su corazón y la sumergieron en una profunda depresión. De repente, al sur de América, hasta donde había partido para asistir a los funerales de su familiar, Restrepo otra vez coqueteó con el suicidio y fue allí que Jesús le habló y le obsequió su amor y poder salvador. El mensaje divino caló tan hondo que ella de inmediato decidió unirse al cristianismo y aceptar a Jesús como su Señor y en el acto dar por concluida toda una vida oscura y vacía.
 
A partir de ese momento, inició un peregrinaje de fe, lleno de goce espiritual. Nunca más el pecado sería el centro de sus actividades. Atrás quedarían los vicios, la perdición y las transgresiones. Perdonada por la gracia del Salvador, y tras restructurar sus lazos afectivos con sus hijos, Piedad se constituiría en un parlante humano que va de aquí para allá, de calle en calle, de puerta en puerta, de hospital en hospital, de parque en parque, de lugar en lugar, predicando la Palabra del Señor. Una fervorosa evangélica que a lo largo de los últimos 21 años, megáfono en mano, anuncia al mundo entero la llegada de un tiempo nuevo y buenas noticias.. Una mujer de fe que lleva el mensaje del Todopoderoso sin descanso ni pausas.

 Fuente: Impacto Evangelistico.

Yo honraré a los que me honran

 
“Yo honraré a los que me honran”,así dijo Dios a Elí, el Sumo Sacerdote, y añadió: “...y los que me desprecian serán tenidos en poco”(1 Samuel 2:30).
Todo esto por consentir el pecado de adulterio de sus dos hijos: Ofni y Finees y, peor aún, permitir que estos adúlteros continuaran oficiando en el ministerio sacerdotal.
 
El predicador, pastor o ministro que comete adulterio se deshonra a sí mismo; deshonra su hogar, su esposa e hijos; deshonra su ministerio, la Iglesia que pastorea, la Obra de Dios; y por consiguiente, se descalifica a sí mismo para el ministerio cristiano, que es santo, honesto, bíblico; lo cual Dios demanda en las Sagradas Escrituras, y que es superior al ministerio sacerdotal del Antiguo Testamento, así como Cristo es mayor que Aarón.
  En esta Obra del Movimiento Misionero Mundial, todos nosotros queremos siempre dar al Dios Trino toda la gloria y reconocimiento.
  Queremos honrarle en todo: En la obediencia, la predicación y enseñanza de la Palabra de Dios; en la proclamación de la Redención mediante el sacrificio del Señor Jesucristo; en el Bautismo, los Dones y Frutos del Espíritu Santo; queremos honrarle con un ministerio de vida santa, de testimonio limpio y de profundidad espiritual. Queremos honrarle en la letra y música de los himnos; en la reverencia y en el orden en la Casa de Dios; queremos honrarle en todo.
 
Cuando honramos a Dios, en toda la escala de valores que emanan de las Sagradas Escrituras, Él cumple Su Palabra cuando dice: “YO HONRARÉ A LOS QUE ME HONRAN, Y LOS QUE ME DESPRECIAN SERÁN TENIDOS EN POCO”.
  Elí, el Sumo Sacerdote junto con sus dos hijos, adúlteros consentidos, fueron cortados del ministerio y muertos por la mano de Dios.
 
“¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!”, Hebreos 10:31.


Fuente: Impacto Evangelistico

Hondureños clamaron a Dios ante incertidumbre por alerta de tsunami


 Los hondureños se unieron en cadenas de oración la madrugada de este lunes luego que el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico emitió una alerta de tsunami  para Honduras, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, El Salvador y México.
“Unámonos en oración todo estará bien”, es el mensaje que envió a los hondureños, centroamericanos y mexicanos el lector identificado como Enzo, a través de El Heraldo.hn.
La alerta de tsunami para Centroamérica y México fue emitida luego de registrarse un sismo de 7.4 grados en el Océano Pacífico frente a las costas de El Salvador, según informó el instituto geológico de Estados Unidos (USGS).
“Que Dios tenga misericordia de todos y nos guarde en el hueco de su santa mano en el nombre de Jesús Nuestro Señor”, comentó Rolando Andina al conocer la información en ElHeraldo.hn.
Mientras que @ comentó: “Primeramente Dios que todo salga bien, ojalá que solo se quede como alerta nada más, a esperar lo que pasa”.

FUENTE: EL HERALDO HONDURAS

FOTO: REUTERS/Ricardo Moraes

lunes, 27 de agosto de 2012

El alcohol era mi prisión


A los 12 años era un curtido bebedor, contaminado de vicios. Alcohólico como su padre. Caminó sin rumbo hasta encontrar al Señor. Hoy Eduardo Rangel predica la Palabra de Dios en Venezuela, testificando su salvación.
Eduardo Rangel Márquez es un varón con aire de profesor y aspecto sosegado que se dedica a enseñar y predicar el mensaje más sorprendente para la humanidad. No se trata del último avance tecnológico ni de las nuevas tendencias en cuestión de moda o arte, sino de algo mucho más importante para la humanidad: el amor y poder salvador de Dios. Y lo que dice, con plena convicción, irrumpe en los corazones de las personas que se le ponen al frente.
 
Desde hace 17 años, este hombre, nacido el 23 de enero de 1976 en Venezuela, testifica con su propia vida la gran diferencia entre una existencia marcada por el bien y otra determinada por el mal. Apoyado en las Sagradas Escrituras, bases de sus fundamentos espirituales, afirma que lo que sabe respecto a la potestad restauradora de Cristo, lo experimentó en carne propia y es una muestra más de la forma en que el Altísimo obra a favor de la humanidad. Porque él, que hoy integra el Movimiento Misionero Mundial, en los inicios de su vida fue un mortal más castigado y oprimido por lo mundano y lo terrenal. Una persona a quien solo le fue permitido experimentar y sufrir el lado más oscuro de la vida y que, por mucho tiempo, sobrevivió en este mundo de espaldas al Señor.
 
Rangel Márquez pudo haber sido otro ser caso perdido, igual que muchos tantos que andan alrededor del universo sin rumbo y sin el amparo divino, puesto que desde que nació se codeó con la dureza y el rigor de una familia disfuncional. Noveno hijo de Luis Enrique Rangel y Carmen Teresa Márquez, Eduardo llegó al mundo en el estado Mérida, la principal zona andina de Venezuela, y luego pasó sus primeros años de vida en el estado Táchira. Fue en este último lugar, conocido como la tierra de los presidentes venezolanos, donde contempló en silencio como sus progenitores se liaban a golpes, de forma constante y frecuente, y terminaron arruinando un matrimonio del que dependían una decena de pequeños e indefensos seres humanos.
 
UNA VIDA TERRIBLE
 
De aquel cisma familiar, violento y nefasto como un huracán, Eduardo Rangel grabó en su mente una serie de recuerdos y detalles que lo
 
acompañan hasta el día de hoy. Hoy cuenta: "mis primeros años de vida fueron terribles. Mi padre se emborrachaba muy seguido y peleaba constantemente con mi madre. Luego de muchas disputas ellos se separaron después de que intentó matarla delante de toda la familia cuando yo tenía alrededor de siete años. Allí fue que ella, quien fue defendida por mis hermanos mayores, se marchó con los pequeños de la hacienda donde vivíamos y empezó una etapa muy complicada para todos nosotros. En medio de muchas penurias
 
mis nueve hermanos y yo fuimos testigos de la forma en que nuestro hogar se fue derrumbando poco a poco".
 
A ese episodio desmembrador y arrebatador le siguieron otros acontecimientos igual de devastadores y violentos en la vida de este hombre, quien por aquellos días desconocía la existencia de Dios, y que en la actualidad, ya como hijo del Todopoderoso, evocó así: "después de un tiempo, mi padre se entregó a la bebida y a los placeres carnales y perdió todos sus bienes y nos dejó en un desamparo absoluto y terrible. En esas circunstancias fue que el resto de mi familia, incluido los más niños, tuvo que trabajar en cualquier labor para poder sobrevivir a duras penas. Entonces fue que el odio y el resentimiento por mi progenitor se fueron sembrando en mi corazón y en mi alma. No hubo día que no dejé de pensar en la forma de vengarme de él por todo el daño que le hizo a mi madre y mis hermanos".
 
Amargado y resentido, Eduardo Rangel pasó su niñez rumiando su bronca por las feroces palizas que su padre repartió entre los suyos. Sin embargo, víctima del pecado, la maldad y la intervención del diablo, tardó poquísimo tiempo para seguir los pasos de su procreador y t
 
ransitó sobre las aguas turbulentas del alcohol con apenas doce años a cuestas. Todo empezó después de abandonar la escuela, cuando concluyó la primaria, y encontró trabajo en un mercado donde conoció el sabor amargo y espumoso de la cerveza y cayó seducido por la fragancia turbadora de los placeres humanos. A merced de las circunstancias, como un barco a la deriva, se fue por el rumbo equivocado y terminó transformado en un joven alcohólico que no podía pasar un día sin embriagarse. "El alcohol me tenía preso", recuerda.
 
Ergo, el Señor, que siempre veló por el bienestar de su familia y custodió su camino, apareció en su presente en los primeros años de la década de los noventa. Como un providencial paracaídas, en medio de un viaje tempestuoso, el Creador evitó que Eduardo y su parentela se estrellaran en lo maligno gracias a la evangelización de la hermana mayor de los Rangel Márquez. Pero, su conversión y la de sus familiares pasó, como en otros tantos casos, por varias pruebas. Así, en primera instancia, escuchó con atención las verdades conte
 
nidas dentro de la Biblia y se animó a convertirse en seguidor de Jesús. Desafortunadamente, su interés decayó y no perseveró y se alejó del Padre Eterno.
 
SABER PERDONAR
 
Sin embargo, al cabo de un año y medio, en septiembre de 1993, se produjo el nacimiento en Cristo de Eduardo Rangel. Tras vivir una experiencia reveladora, en la que observó en un sueño como el Salvador y los miembros de su Iglesia se marchaban a los cielos y él se quedaba borracho y perdido en la tierra, decidió no rechazar más a Dios y en el acto le entregó su vida. Las manifestaciones del poder de Jesucristo se hicieron evidentes en su existencia. Dejó la bebida, modificó su comportamiento, se apartó del mal camino y, aunque fue despedido de su trabajo, jamás le faltó alimento material ni espiritual. Luego, con el paso de los años, se constituyó en un hermano laborioso del Movimiento Misionero Mundial y se casó en 1996 con Isabel Díaz.
 
Más tarde, tan pronto como entendió que para vivir en paz hay que saber perdonar, acompañado de cinco de sus nueve hermanos, quienes también se habían unido al Evangelio, buscó a Luis Enrique Rangel y convirtió en amor lo que un día fue odio.
 
De este modo, y mientras proseguía en las vías del Señor, le prodigó cariño a su padre y le reveló las buenas nuevas hasta el final de sus días, producido el 10 de noviembre de 2009. Entre tanto, al lado de su mujer, emprendió en el 2005 su labor evangelizadora en el estado Miranda, situado en la zona del litoral central de Venezuela, y así cumplió la promesa que le hizo a Cristo, cuando lo aceptó como su guía y Señor, de ir y predicar su Palabra en el lugar que Él dispusiera.
 
Siete años después, luego de recorrer cristianizando algunas zonas del país, el pastor Rangel enseña una y otra vez a entregarse al Creador, a formar parte de la cristiandad, a través de un mensaje sin fecha de caducidad. Lo hace desde el barrio el Junquito, uno de los treinta y dos que forman parte de Caracas, donde está a cargo del templo de la Obra hace cuatro años. En aquel lugar, donde mora con su esposa y sus hijos Eduardo Luis y Naileidi Paola, no se cansa de repetir que Jesucristo le salvó la vida y sin miedo alguno deposita toda su fe en el Padre Eterno.

Fuente: Impacto  Evangelistico
 

Reflexiones – Dos Mares

 
Hay dos mares en Palestina.
Uno es fresco y lleno de peces, hermosas plantas adornan sus orillas; los árboles extienden sus ramas sobre él y alargan sus sedientas raíces para beber sus saludables aguas y en sus playas los niños juegan.
El río Jordán hace este mar con burbujeantes aguas de las colinas, que ríen en el atardecer. los hombres construyen sus casas en la cercanía y los pájaros sus nidos y toda clase de vida es feliz de estar allí.

 El río Jordán corre hacia el sur a otro mar, aquí no hay trazas de vida, ni murmullos de hojas, ni canto de pájaros, ni risas de niños.
Los viajeros escogen otra ruta, solamente por urgencia lo cruzan, el aire es espeso sobre sus aguas y ningún hombre ni bestias, ni aves la beben.
¿qué hace esta gran diferencia entre mares vecinos?
No es el río Jordán. El lleva la misma agua a los dos. No es el suelo sobre el que están, ni el campo que los rodea.
La diferencia es ésta:
El mar de Galilea recibe al río pero no lo retiene. Por cada gota que a él llega, otra sale.
El otro mar retiene su ingreso y cada gota que llega, allí queda. Le llaman mar muerto.
Que gran ejémplo que nos da Dios a través de la naturaleza. Aprendamos a ser canal de bendición para otros, si Dios nos bendice con su amor, demos amor a los que nos rodean, si Él nos da perdón ofrezcamos perdón, todos hemos recibido algo directamente del cielo para continuar fluyendo hacia los demás, no permitas que se estanque allí. Más importante en esta vida que ganar solo, es ayudar a otros a vencer también. Aunque eso implique disminuir el paso o cambiar el curso.
Hechos 20:35 “Más bienaventurada cosa es dar que recibir”
Lucas 6:38
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”

Fuente: Renuevo de Plenitud

Evangélicos podrán impartir clases de religión en colegios públicos de Costa Rica

La clases de Religión que se imparten en escuelas y colegios públicos ya no serán exclusivas de la fe católica. Los estudiantes que profesan un credo diferente deben recibir las lecciones de una persona que tenga “idoneidad comprobada”.

Para ello, el Ministerio de Educación Pública (MEP) debe cambiar los programas de estudio porque ahora están centrados en el catolicismo.
El alto tribunal ordenó también que el curso de Religión tenga una segunda etapa, en la que los contenidos sean ecuménicos; es decir, apegados a valores y no centrados en alguna creencia.
“Un enfoque ecuménico o ecléctico que fomente la tolerancia, el respeto de los derechos humanos y fundamentales, de la dignidad humana, la diversidad religiosa, la no discriminación por razones religiosas, el entendimiento, la comprensión y la amistad entre los grupos religiosos”, establece el fallo.
En el curso lectivo del 2010, de los 426.735 estudiantes matriculados en secundaria, un 43,3% (184. 776) no llevó Religión, según la última estadística disponible.
Esta decisión de la Sala Constitucional es bien vista por líderes de diferentes religiones, incluso la católica.
“No nos oponemos a la segunda etapa (educación ecuménica). La Iglesia acepta lo que la Sala IV ha establecido”, comentó el obispo Vittorino Girardi.
El prelado sí expresa dudas de que las otras religiones tengan educadores para dar las clases.
Dyaláh Calderón, viceministra académica del MEP, dijo creer que los mismos profesores actuales de Religión pueden impartir esas lecciones.
No obstante, líderes de iglesias evangélicas y bautistas afirman que cuentan en sus congregaciones con personas preparadas para impartir esa enseñanza.

A la vez, consideran que el fallo hace valer sus derechos.

“Me parece un gran avance de la Sala IV equiparar a sectores que tradicionalmente han sido considerados como personas de segunda categoría, y cuyos derechos se han mancillado e irrespetado en todos los órdenes, por casi todas las autoridades”, dijo Juan Luis Calvo, presidente de la Alianza Evangélica. (Con información del diario La Nación)

sábado, 25 de agosto de 2012

“Dios es el fundamento de nuestro hogar”



Ricardo Chimoy, de 22 años y Elmira Rengifo de 16 decidieron contraer nupcias, sin imaginar que la infidelidad, la violencia y el alcohol destruiría esta unión paulatinamente.
Como suele suceder, los primeros meses de la unión fueron momentos inolvidables, pero conforme avanzaba el tiempo, Ricardo decidió continuar con su vida de soltero. Las fiestas caracterizaban sus fines de semana.
Pero como una cosa lleva a otra, la infidelidad también se hizo un hábito. Situación que obligo a Elmira a regresar a su natal Juanjuí e intentar reconstruir su vida junto a su padre y sus dos hijos.
No todo fue como ella quería. Su progenitor la obligó a regresar a Lima, él le dijo que “no la iba a mantener a ella ni a sus dos nietos”. De esta manera retornó a la capital peruana, con su hogar al borde del colapso.
Elmira decidió darle a su esposo “un poco de su propia medicina” empezó a acudir a reuniones sociales con asiduidad.
Un milagro
No obstante, los planes de Dios empezaban a ejecutarse. Cierto día, mientras Ricardo veía televisión sintonizó Bethel. El predicador empezó a detallarle su vida y los pecados que había cometido. No paso mucho tiempo para que acuda a un templo y le entregue su vida a Cristo.
Sin embargo, una nueva batalla estaba a punto de librarse en la casa de los Chimoy. Elmira no creyó en el cambio de su esposo y continuó asistiendo a cuanta reunión la invitaban, dejando a sus dos hijos con Ricardo.
Fueron cuatro años de intensa oración para que la pareja de Ricardo pueda comprender que sólo Dios tiene la clave para la felicidad. Poco a poco fue asistiendo al templo y conoció más de la Biblia.
Actualmente ambos son una pareja que sirve de ejemplo para su barrio y junto a sus hijos están dispuestos a vivir en santidad, testificando que Cristo cambia hasta el corazón más duro.
 
 Fuente: Movimiento Misionero Mundial

Clamo a ti desde lo más profundo




“De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo”, Salmo 130:1.
El Salmo 130 pertenece al grupo de los salmos llamados cánticos graduales. Los judíos solían cantar estos himnos cuando subían las colinas que circundaban Jerusalén. Eran salmos de acercamiento al lugar de adoración y de comunión con Dios.
 
En el versículo citado, el salmista exclama: “De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo”. Como él, muchos experimentan situaciones que los llevan a lo más profundo del dolor, del desaliento, de la desesperación, de la calumnia o del olvido. Sin duda, nos gustaría vivir continuamente en las alturas del reconocimiento, pero también tenemos que conocer las profundidades del menosprecio, tanto la cima como la sima. Aunque las profundidades nos asustan, nos estremecen, nos atribulan y nos desconciertan, ahí es donde el alma se eleva en la búsqueda del rostro de Dios.
 
En las profundidades, se experimenta la fe que alcanza las alturas. Cuando vivimos y nos movemos en la profundidad, el alma logra alcanzar las alturas del rostro de Dios, y el espíritu se reclina sobre el corazón de Dios mediante el descanso que produce la fe. Esta clave la hallamos en el salmo escogido: “De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo”. Esto, con toda sencillez, es maravilloso.
 
Aquellos quienes no conocen personalmente a Dios, no pueden experimentar esta hermosa realidad. Pero para aquel que cree y confía en Dios, no existe profundidad que no se pueda vencer por medio del clamor a Dios, ni tampoco hay nada demasiado profundo para poner a Dios fuera de nuestro alcance.
 
El clamor vence al viento, traspasa las nubes oscuras de la tempestad, cruza el espacio y encuentra a Dios sentado en su trono. Desde la cumbre del capítulo ocho de la epístola a los Romanos, Pablo observó todo lo que se había levantado contra su vida, su visión, su ministerio y su carga. Al constatar todo aquello, nos dice con toda certeza: “Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”, Romanos 8:38,39.
 
Dios está al alcance de nuestro clamor, no importa cuán profundo sea lo que estamos viviendo ahora. El Dios Todopoderoso está atento a nuestro clamor. El profeta Isaías declaró en una ocasión: “¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos?”, Isaías 51:10. El Señor todavía tiene el poder de transformar en camino las profundidades, para que los redimidos alcancen la orilla de la victoria sobre sus perseguidores, sus detractores y sus enemigos. ¿Estás en lo profundo? Clama a Dios y Él transformará en camino lo profundo, porque tú eres un redimido. ¿Piensas que no podrás atravesar esta situación? Dios está al alcance de tu clamor y lo profundo no podrá destruirte.
 
En esta hora de oscuridad, en las profundidades, alcemos nuestra mirada hacia Dios. Nuestro clamor subirá cual incienso hasta su trono eterno, el cual podemos alcanzar por medio del nombre poderoso de su Hijo Jesucristo. Al ser sus redimidos y porque nuestra fe está puesta en Él, nuestro Dios puede abrirnos camino en lo profundo.
 
Querido amigo, si no has sido perdonado y redimido por la sangre preciosa de Cristo; si quieres salir de lo profundo del pecado y de la muerte, pídele a Dios que te salve por medio de Jesucristo. Él lo hará y tus pies pasarán por el camino que Él creará para ti en la profundidad.
 
Amado, si te encuentras en lo profundo de la prueba, de la enfermedad o de las dificultades, clama a Jehová para que Él transforme en camino las profundidades del mar turbulento de tu aflicción, y Dios lo hará en breve.
 
Dios les bendiga a todos.

viernes, 24 de agosto de 2012

“Tengo un Padre Divino que siempre estuvo a mi lado”


Estamos seguros que no hay mejor herencia para nuestros hijos que una vida cristiana. Este fue el caso de la familia Ruiz Alvarado, que tiene como pilares, además de Dios,  a Julia y a Susana, hija y madre, respectivamente. Pero no todo fue fácil, ambas tuvieron momentos amargos en sus vidas.
Mientras Julia crecía en su natal Tingo María, su progenitora luchaba por sacar adelante a su hogar, ella enviudó y el mantener a su pequeña hija era una marcha cuesta arriba.
No obstante, Dios siempre estuvo de su lado, a pesar de las dificultades logró que Julia se convierta en profesional, tras estudiar exitosamente en Lima.
Fue en la capital donde Julia conoció a quien sería su esposo, el enamoramiento se desarrolló dentro de la normalidad. Pero una vez que la relación se formalizó todo cambió.
Discusiones, fiestas y hasta agresiones físicas alteraban la armonía familiar y la seguridad emocional de sus dos pequeños hijos.
Susana recuerda que su yerno la llamó para decirle que iba a dejar a su hija, pero que sus nietos se quedaban con él. Sin embargo, los planes de Dios eran distintos y ambos pequeños no se separaron de su madre.
Todo obra para bien
En medio de la desolación espiritual Julia inició una nueva vida junto a sus hijos en su ciudad de origen. Pero las promesas de Dios no cayeron en saco roto.
Cierto día llegó a los oídos de Susana que la obra del Movimiento Misionero Mundial se inauguraría en Tingo María. Madre e hija decidieron acudir a escuchar la Palabra de Dios. El mensaje conmovió el corazón de Julia y desde ese día todo cambio.
Actualmente la familia en su totalidad le sirve a Cristo y laboran arduamente en favor de la evangelización.

Fuente: Movimiento Misonero Mundial

¿Andarán dos juntos, si no están de acuerdo?


Rev. Ramón L. Aponte
Debemos virar y abandonar ese camino equivocado, confesar y abandonar nuestros pecados, acudiendo al Señor, pidiéndole que nos perdone y nos de la libertad por amor de Jesús.
Si queremos ser pueblo de Dios, y andar con Dios, debemos estar de acuerdo con Él. En primer lugar debemos de estar de acuerdo con Él respecto del pecado. Dios declara en forma inequívoca, categórica, en las Sagradas Escrituras, que todos hemos pecado, que todos hemos escogido nuestro propio camino (Salmo 14:1-3).

Lo primero que nos dice Dios es que nos arrepintamos, que cambiemos de dirección. Hemos estado andando en la dirección equivocada, transitando por el camino del yo, del egoísmo. Debemos virar y abandonar ese camino equivocado, confesar y abandonar nuestros pecados, acudiendo al Señor, pidiéndole que nos perdone y nos de la libertad por amor de Jesús.

Ahora bien, existe un arrepentimiento que podríamos calificar de religioso y que solo busca eludir la sanción, librarse del castigo. Pero debemos dar un paso más, hasta alcanzar lo que podríamos llamar el arrepentimiento genuino, cristiano. Ese arrepentimiento abarca no solamente el temor al castigo, sino una pena genuina por haber pecado contra el amoroso Padre Celestial, un dolor piadoso porque hemos ofendido a Aquel que nos amó e hizo provisión para que alcanzásemos el perdón y la limpieza.

Debemos llegar a otro acuerdo si andamos con Dios, un acuerdo respecto del señorío de Cristo. Indiscutiblemente debemos considerarlo como nuestro Redentor Salvador. Con frecuencia leemos las Sagradas Escrituras que “todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:13). En esta oración resaltan dos palabras. Una de ellas naturalmente es salvo, pero la otra palabra importante en este pasaje bíblico es el vocablo Señor. Debemos ponernos de acuerdo con Dios respecto del Señorío de Cristo. Si hemos sido perdonados, si hemos nacido de nuevo, no es para que vivamos esta vida a nuestro antojo. Dios nos ha redimido y renovado para que cumplamos Sus propósitos. El único descanso, paz y gozo verdaderos se sienten al encontrar nuestro verdadero lugar con relación al Señorío de Jesucristo.

Las Sagradas Escrituras afirman que Cristo cargó nuestros pecados en la cruz. “Quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia…” (1 Pedro 2:24). Ahora bien, esta provisión se hizo para todos, en todas partes, pero no nos beneficiaron hasta que sepamos de ella y hagamos los ajustes morales y espirituales necesarios, es decir, la confesión y el abandono de todo pecado, recibiendo a Jesucristo como Señor y Salvador.

Las Sagradas Escrituras declaran a sí mismo que Cristo no solamente cargó sobre sí nuestros pecados en la cruz, sino que llevó los pecados de todos los hombres de todo el mundo, de toda la raza humana en la cruz. Pero esto tampoco nos beneficia hasta que lo sepamos y hasta que hagamos el necesario ajuste moral y espiritual, que significa una rendición a Dios total, incondicional e irrevocable, Jesús nos dice que equivale a tomar la cruz y seguirle. El apóstol Pablo, después de haber experimentado esta entrega, declara: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí…” (Gálatas 2:20). Esta crucifixión también está incluida en el andar de acuerdo con Dios.

Efesios 5:18 nos da otro imperativo: “Sed llenos del Espíritu Santo”. El Espíritu habita en todos los creyentes que han nacido del espíritu, pero necesitamos este revestimiento del Espíritu Santo a fin de fortalecer nuestro carácter cristiano y ser como Cristo. También el bautismo en el Espíritu Santo, que es una unción de poder, y que nos da como resultado una vida fructífera.

Un estudio muy provechoso de la Biblia de parte de cada uno de nosotros sería la búsqueda de otras formas en virtud de las cuales es de necesidad imperativa que estemos de acuerdo con Dios, a fin de que en forma inequívoca, podamos andar con Él. Amén.


Corazón de misionero


William Carey pasó 41 años en la India difundiendo la Palabra del Señor. Fundó una gran cantidad de escuelas cristianas, predicó en más de 30 lenguas nativas y tradujo la Biblia para la tercera parte de los habitantes del mundo.
La vida de William Carey, desde muy temprano, estuvo impregnada de una resolución indómita y férrea como un hierro. Fue esa característica de persistir, sin tregua ni descanso, el secreto de su existencia. Desde su nacimiento, el 17 de agosto de 1761 en Inglaterra, sirvió a Dios durante más de cuarenta años, con un ministerio fructífero en las tierras de la India donde esparció la Palabra del Señor, fundó escuelas cristianas y tradujo la Biblia para la tercera parte de los habitantes del mundo. Una obra misionera que permanece intacta hasta la actualidad y se constituye en un ejemplo a seguir para la comunidad evangélica mundial.

William, el más joven de los cinco hijos de los esposos Edmundo e Isabel Carey, se crió en la aldea de Paulerspury en Northamptonshire. Desde corta edad se mostró muy interesado en las ciencias naturales, en especial la botánica, y se destacó por su capacidad para aprender idiomas. Así a los doce años adquirió un ejemplar del vocabulario latino y se lo aprendió de memoria. Luego, dos años más tarde, se inició en el oficio de zapatero. Sin embargo, nunca dejó de estudiar lenguas y se interesó por el griego. Fue en ese tiempo, en medio de sus tareas laborales, que llegó a reconocer que era un pecador y comenzó a examinar cuidadosamente las Escrituras y se adentró en el conocimiento de los Evangelios.

Después, en su juventud, William se involucró con una asociación local de cristianos donde entabló amistad con Juan Ryland, Juan Sutcliff y Andrew Fuller y se encaminó aun más en las vías de la fe evangélica. De este modo, el 5 de octubre de 1783, Carey fue bautizado por Ryland y se comprometió a seguir a Jesucristo hasta el final de sus días. Luego, en 1785, fue nombrado maestro de escuela del pueblo de Moulton y fue invitado a servir como pastor de la iglesia local. Durante este tiempo, leyó los diarios del explorador James Cook y se interesó profundamente por la propagación del cristianismo. Entonces un día, en un momento de quietud en su trabajo, escuchó el llamado del Todopoderoso y él respondió: "Heme aquí, envíame a mí".

Durante los años siguientes se esforzó ininterrumpidamente, orando, escribiendo y hablando sobre el asunto de llevar a Cristo a todas las naciones. Entonces en mayo de 1792, ya como ministro ordenado del Señor, predicó un memorable sermón, inspirado en Isaías 54:2, en el que utilizó repetidamente el epigrama, que se ha convertido en su cita más famosa: "espera grandes cosas de Dios, intenta grandes cosas para Dios". En el acto también logró que se formara la primera sociedad misionera en la historia de las iglesias de Cristo, para la predicación del Evangelio entre los pueblos nunca antes evangelizados. Asimismo, leyendo y buscando, entendió la necesidad de muchos de conocer a Jesús y descubrió que el Señor lo llamaba para trabajar en la India.

DIRECTO A LA INDIA

En 1793 la sociedad misionera, a la que pertenecía Carey, logró obtener dinero y compró un pasaje para la India en un navío dinamarqués. William le rogó a su esposa Dorothy que lo acompañase en su misión cristianizadora, pero ella se negó rotundamente. Sin embargo, antes de que el navío partiese, uno de sus amigos misionero fue a su casa para charlar con su mujer. Grande fue la sorpresa y el regocijo de todos cuando ese misionero logró convencer a la esposa de William para que acompañase a su marido. Dios, además, conmovió el corazón del comandante del navío quien lo llevó, en compañía de su esposa y de sus hijos, sin cobrar algún pasaje adicional.

Durante el viaje a la India, que duró cinco meses, Carey aprendió suficiente bien el bengalí como para entenderse con el pueblo. Poco después de desembarcar comenzó a predicar, y los oyentes venían a escucharlo en número siempre creciente. Pero percibió la necesidad imperiosa de que el pueblo tuviese una Biblia en su propia lengua y, sin demora, se entregó a la tarea de traducirla. La rapidez con que aprendió las lenguas de la India todavía es motivo de admiración para los mejores lingüistas. Empero, su ministerio no fue fácil: pasó mucho tiempo sin ver los frutos de su obra -ni un solo convertido hindú en siete años-, acumuló deudas, la salud mental de su esposa se deterioró hasta el punto que partió al encuentro con el Creador.

De igual modo, la mayor parte de los ingleses con quienes Carey tuvo contacto en la India lo creían loco. Durante casi dos años no le llegó ninguna carta de Inglaterra. Muchas veces su familia y él carecieron de dinero y de alimentos. Para sustentarlos, el misionero se volvió labrador, y trabajó como obrero en una fábrica de añil durante seis años. También durante más de treinta años fue profesor de lenguas orientales en el Colegio de Fort Williams. Fundó además el Colegio Serampore para enseñar a los obreros. Bajo su dirección el colegio prosperó y desempeñó un gran papel en la evangelización del país. Otra de las cosas que vivió y enfrentó fue la división por castas de la India.

En Asia, igualmente, Carey continuó los estudios que había comenzado cuando era niño. No solo fundó la sociedad de agricultura y horticultura, sino que también creó uno de los mejores jardines botánicos y escribió y publicó "Flora Indica", considerada una obra maestra por muchos años. Pasó también mucho tiempo enseñando en las escuelas de niños pobres. Pero, sobre todo, siempre ardía en su corazón el deseo de llevar adelante la obra de ganar almas. Por ello, predicó por muchos lugares de la India. Fue a zonas aisladas y llenas de animales salvajes. Comentaba que a veces caminaba por kilómetros, y al llegar, debía hacer a un lado el cansancio para compartir la Palabra de Cristo. En medio de serpientes, a veces tigres y chacales.

EL TRÍO MISIONERO

En 1799, se unió a los cristianos Guillermo Ward y Josué Marshman, y formó un trío misionero conocido como "Serampore". Junto a ellos, fundó 25 iglesias y 126 escuelas, tradujo la Escritura a 44 idiomas, produjo gramáticas y diccionarios y organizó la primera misión médica a la India. También fue responsable de la creación de bancos de ahorro, un seminario, una escuela para niñas hindúes y un periódico vernacular en bengalí. Además, hizo campaña para la erradicación del suttee -incineración de la viuda ante la pira funeraria de su marido- y fue responsable de la instalación de la primera máquina impresora de la India. Trabajó además en la primera traducción al inglés de la epopeya épica en sánscrito Ramayana y Mahabharata. La traducción de la Biblia al sánscrito fue obra suya y logró el bautismo en 1800 del primer hindú convertido llamado Krishna Pal.

En los 41 años que Carey pasó en la India no visitó jamás Inglaterra. Logró hablar con fluidez más de treinta lenguas de la India, dirigió la traducción de las Escrituras en todas esas lenguas y fue nombrado traductor oficial del gobierno británico instalado en esta parte del mundo por aquellos años. Escribió también varias gramáticas hindúes y compiló importantes diccionarios de los idiomas bengalí, maratí y sánscrito. Al avanzar en edad, sus amigos insistían en que disminuyese sus esfuerzos, pero su aversión a la inactividad era tal, que continuaba trabajando, aun cuando su fuerza física no era suficiente para activar la necesaria energía mental. Por fin se vio obligado a permanecer en cama, donde siguió corrigiendo las pruebas de las traducciones.

Finalmente, el 9 de junio de 1834 en la India, a la edad de 73 años, William Carey dejó la vida terrenal para ir al encuentro de Cristo. Al morir, el gobierno colonial ordenó que se izasen las banderas a media asta, para honrar la memoria de un "héroe" que había hecho más por la India que todos los generales británicos. Ciento setenta y siete años después, mientras el sofá en el que murió se encuentra ahora en el Parque Regent College, el salón cristiano de la Universidad de Oxford, la obra de Carey continúa siendo una bendición para una gran parte del mundo. Y es que este varón de Dios encendió a todo el mundo cristiano para llevar adelante la tarea de evangelizar a la tierra.

jueves, 23 de agosto de 2012

Te hablo desde la prisión

 Creció en medio del narcotráfico, la prostitución y el terrorismo. La delincuencia era su mundo. Cleber Ariza convirtió el robo en una profesión, pero acabó preso. Quiso suicidarse, agotado de una vida licenciosa. Jamás pensó que Dios tendría ojos para él. Pero recibió una oportunidad. Hoy predica en las cárceles del Perú. Libera hombres en cuerpo y alma.
Drogas, sangre y violencia, una trilogía venenosa para el cuerpo y alma. Un estilo de vida que gobernó la vida de Cleber Ariza Barredo, mientras se obsesionaba en convertirse en el mejor asaltante a mano armada. Delinquió desde niño, sin freno, sin temor. Estuvo siempre viviendo al límite, pero aún en medio de tanto caos conservaba un contradictorio sueño: ser policía. Nunca logró encontrar el rumbo y se convirtió en un confeso delincuente, buscado por la institución donde paradójicamente pretendió pertenecer.
Nacido hace 30 años en Tingo María, calurosa ciudad ubicada en la selva central del Perú, Cleber creció en medio del narcotráfico, la delincuencia, la prostitución y el surgimiento de un movimiento armado extremista conocido como Sendero Luminoso. Su rústica familia dedicada a la siembra y cosecha de la coca aprendió a convivir en ese mundo convulso.
La familia de Cleber se mudó luego a otra ciudad selvática, Aucayacu, en el centro del Alto Huallaga. Fue el inicio del comportamiento delincuencial y agresivo. A los 12 años un rápido proceso de transformación lo convirtió en un avezado ladrón, capaz de las peores fechorías. El uso de armas de todo calibre como medio de intimidación fueron las herramientas de la banda que conformó en medio del polvorín donde iba creciendo.
Un mundo de muerte
La violencia terrorista y la delincuencia común eran permanentes en la zona. Como resultado del conflicto armado uno de sus hermanos cayó muerto, tras defender a los subversivos en un enfrentamiento con el ejército peruano. Mientras la raíz del pecado germinaba en sus entrañas, Cleber añoraba abandonar esa vida y escapó de aquellos fantasmas en busca de una nueva vida en la ciudad de Lima.
En el suburbio capitalino, en el corazón del Perú, la situación no difería del resto del país. Pintas en las paredes alentando la lucha terrorista, apagones, coches bomba, muertes, desconcierto y zozobra. El delito, el caos y la violencia volvían a tragárselo. “Era joven y tenía toda una vida por delante. Tuve la oportunidad de rehacer mi vida estando en Lima, pero no fue así porque me involucré nuevamente en la delincuencia. ¡Era esclavo del pecado!”, recuerda Cleber.
El terrorismo, que dejó miles de muertos por todo el territorio peruano, se convirtió en un aliado para él. Decidió empuñar las armas para conseguir todo lo que quiso. En medio de ese frenesí, una voz salió de su interior e hizo eco en su acongojada alma. “Cada vez que amanecía me sentía cansado de haber hecho lo mismo. Pensar que toda mi vida había girado sobre eso me deprimía y me hacía sentir mal. ¡Sentía que la vida no tenía sentido!”, reconoce.
 El encuentro con la felicidad
Dios en su omnisciencia, y previendo el triste desenlace de este hombre, decidió manifestarse a través de una escena. En medio de su tribulación, cogió su auto una noche en busca de refugio en burdeles y cantinas. Repentinamente detuvo su andar frente a una congregación evangélica y contempló una familia que salía de aquel templo irradiando felicidad. El padre, gratamente cogido de la mano derecha de su esposa. Ella con una sonrisa entre los labios. Sus inquietos niños brincando de algarabía. La imagen quedó grabada en su corazón, contribuyendo su acercamiento a Jesucristo.
 “Cuando observé a esa familia se me rompió el alma. Hasta ese momento nunca había visto tanta felicidad en la gente. Lloré porque desde chiquito nunca había estado así en mi hogar”, confiesa. Dice haber levantado la mirada al cielo y rogado: “Si tú haces algo en mi vida y permites que suceda tal vez llegue a conocerte y puedas cambiarme”. Inconscientemente realizó su primer contacto con lo celestial, pero prosiguió delinquiendo.
Años después, en 2004, la justicia lo atrapó. El escurridizo Cleber y su organización delictiva fueron recluidos en el temido y peligroso centro penitenciario conocido como Lurigancho, la cárcel más hacinada del Perú. Los primeros días fueron una tortura permanente, los avezados reos agredían constantemente a los jóvenes delincuentes, en una especie de bautizo.
Dios me liberó
Pero al poco tiempo hizo gala de sus habilidades para hacer su estadía más placentera, llegando a manejar algunos pabellones, transformándose en cabecilla. Empezó a comercializar droga que una novia le proveía. Parecía nuevamente reinar, pero silenciosamente pretendía matarse. Suicidarse y acabar con todo. Dios resolvería pronto sus desconsuelos y la de sus ancianos padres que clamaban por la reforma del menor de los hermanos.
En su intento de borrar toda culpa que lo embargaba, Cleber planeó arrojarse desde el techo del penal. En este acto desenfrenado emitió una última petición implorando el favor Divino como única esperanza en medio de la contrariedad: “Pedí al Señor poder sentir esa paz que nunca tuve y que los hermanos cristianos siempre me habían dicho que existe”. Experimentó una sensación de calma y quietud de inmediato. Comprendió en el acto la existencia y soberanía del Creador. No consumó el atroz desenlace.
Cleber, hoy predicador del Evangelio, narra como Dios quitó la venda de sus ojos mostrándole la falta en que incurrió y la razón por la que estuvo preso física, psicológica y espiritualmente. Además demostró que solo en Él se puede hallar la verdadera paz y felicidad que el mundo no la puede dar (Juan 14:27).
Hace siete años que está apartado del hurto y del pecado, dedicado íntegramente a la obra evangelizadora del Señor. Pertenece a la Iglesia del Movimiento Misionero Mundial y visita las diversas cárceles del Perú. Cuenta su historia a miles de hombres que buscan libertad de una prisión espiritual y física.
FUENTE: IMPACTO EVANGELÍSTICO

¿Su Nombre está Inscrito en el Cielo?

 Los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras… Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. – Apocalipsis 20:12-15.
Se inscribe el nombre de todo recién nacido en un registro civil de nacimiento. A lo largo de su vida, cada individuo desea que su nombre figure en la mejor posición del ámbito social, profesional, deportivo… ¡Y eso sin hablar de todas esas personalidades a las que se les ha hecho una estatua, o cuyo nombre aparece grabado en la placa de un edificio o en la esquina de una calle! Incluso en los cementerios se cuida con esmero el nombre de cada uno para así perpetuar su memoria. ¿Hasta cuándo? La Biblia nos advierte solemnemente que un día “la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 Pedro 3:10). Entonces, ¿qué quedará para recordar el nombre de cada individuo, sea célebre o desconocido?
 
El versículo de hoy nos da la respuesta. En el cielo hay un Libro especial, el de la vida, en el que están inscritos los nombres de todos aquellos que son salvos por la fe, por medio del sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz. Jesús dijo a sus discípulos: “Regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos” (Lucas 10:20). Además hay otros volúmenes que relatan las obras de todos los humanos. Los que hayan rechazado el perdón gratuito de Dios serán juzgados según sus obras. Y como nadie será justificado por sus obras (Romanos 3:20), su suerte será terrible y definitiva. Lector, ¿Su nombre está inscrito en el Libro de la vida?
 
Fuente:amen-amen.net

Elvis Presley empezó cantando en la iglesia y grabó más de 50 canciones cristianas



 

 Elvis Presley fue cristiano, sus primeros pasos en la música fueron en la iglesia evangélica de Tupelo del Este en el Estado de Missi-ssippi.

Elvis Aarón Presley, el rey del Rock and Roll. Nació el 8 de enero de 1935 en una familia escasos recursos, en el complicado parto de su madre, pierde a su hermano gemelo el mismo día que nace.

La iglesia donde se congregaba Presley de unos 25 miembros que incluía a sus familiares. Syles Presley, primo paterno de Elvis, era uno de los principales cantantes y tenía un cuarteto de Gospel. El padre de Presley era diácono y su madre era maestra de la escuela dominical.

Elvis se desarrolló escuchando música “Gospel”, “country” y “blue”, al más estilo norteamericano y por eso en la fama, Elvis interpretó canciones cristianas, tal vez para apaciguar su conciencia y recobrar la paz que alguna vez tuvo. Solía llorar cuando alguien le hablaba de Dios. Se emocionaba cuando escuchaba un himno antiguo, de los una vez había entonado.

Su madre lo animaba a asistir a las reuniones de jóvenes y Elvis acudía con gran entusiasmo, servía en la iglesia, participaba con la juventud y asistía a los cultos de oración. Por ese amor a Dios en el inicio, recibió sus tres premios Grammy gracias a la música ‘gospel’. Grabó más de 50 canciones cristianas. Entre las premiadas están «How Great Thou Art» (Cuán Grande Es Él) en 1967, como la mejor producción de música sacra. «He Touched Me» (Él Me Tocó) en 1972, como la mejor producción inspiracional.
  Es duro relatar la vida de un joven que bien pudo ser un salmista de mucha fama pero que la buscó en la gloria del mundo. En ocasiones leía la Biblia a sus amigos concluyendo con interpretaciones propias, fuera del contexto bíblico. Abandonaba repentinamente reuniones importantísimas y cuando lo buscaban lo encontraban leyendo la Biblia en algún lugar secreto.

Su hermanastro, David Stanley, lo recuerda leyendo la Biblia a menudo. Solía citar las palabras de 2 Corintios 5:15 “Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”.

Cuando encontraron a Elvis en un baño tenía un libro “La búsqueda científica de la cara de Jesucristo” mezcla la superstición y el espiritismo. Su hermano dice que oraba: “Muéstrame una salida, Señor, estoy cansado y confuso, ¡te necesito!”.


Fuente: Acontecer Cristiano

miércoles, 22 de agosto de 2012

Un Ministerio fructífero



El Rev. Rodolfo González cuenta con un ministerio de más de 50 años al servicio de la Obra del Señor y hoy 28 de marzo cumple 31 años de su llegada al Perú. Oremos para que Dios le continúe fortaleciendo, respaldando y bendiciendo, en la labor que le ha sido asignada.


LA OBEDIENCIA A UN LLAMADO GENUINO

La Obra no es de hombres, sino de un Dios poderoso que cuida, bendice y respalda a los que dicen: “Heme aquí, Señor, envíame a mí”.

Fueron estas palabras que, a la edad de 15 años, el Rev. Rodolfo González Cruz expresó, en respuesta al llamado de Dios. Tres meses después, recibe el Bautismo en el Espíritu Santo.

Este sería el inicio de una nueva vida llena de alegrías, victorias y gran bendición; pero también de tristezas, pruebas y dificultades que sirvieron para fortalecer y consolidar su confianza en el Señor.

A la edad de 19 años, contrae matrimonio con la Hna. Yolanda Porro, quien fue su compañera en la Obra de Dios. Un año más tarde, luego de asistir a una confraternidad en Santiago de Cuba, une sus esfuerzos a la Obra que Dios estaba levantando a través del Rev. Luis M. Ortiz, comenzando una labor fructífera dentro de la ciudad de Placetas, en Cuba, donde establece varias iglesias.

Un día, militares armados ingresan al templo donde pastoreaba, buscan en todas partes evidencias que comprometan su testimonio, luego proceden a arrestarlo. El cargo: PREDICAR EL EVANGELIO DE CRISTO.

Dentro de la cárcel, trataron de cambiar sus convicciones, pero su visión continúa en la evangelización. Con mucho esfuerzo levanta un púlpito y continúa con la GRAN COMISIÓN. A través de su testimonio impactante, gana el respeto de los militares, quienes le proponen trabajar a favor de la revolución, a lo que el Rev. González responde: “La revolución tiene sus hombres y la iglesia los suyos. Yo pertenezco a los hombres de la iglesia”.

Al salir de prisión, continúa predicando, pero una ordenanza del gobierno le impide que siga su labor; sólo podría asistir a la iglesia como un miembro más, sin realizar el trabajo para el que Dios lo ha llamado. Pasó uno de los momentos más duros de su vida, pero no cesó su amor por la Obra.

A través de la embajada de Perú en Cuba, el Señor le abre puertas para que viaje, con parte de su familia, al país sudamericano. Al arribar a Lima, capital de Perú, permanece en el aeropuerto, sin dinero, ni saber dónde ir; pero con la confianza puesta en Dios. Milagrosamente, se encontró con un árabe que resultó ser familiar de su esposa, quien le brindó todo tipo de ayuda. Cumpliéndose la Palabra de Dios: “…no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan” (Salmo 37:25).

Su propósito es viajar a Australia; pero el Señor le habla, encomendándole la evangelización en PERÚ. Ora a Dios y le pide como confirmación la provisión de un cine, para convertirlo en templo. Quince días después visitó al Ing. José Poblete Vidal, propietario del ex-cine 28 de julio, en la ciudad de Lima. Ya en las oficinas del Ing. Poblete, el Rev. González le cuenta su testimonio y la labor a la que Dios lo había llamado, a lo que el Ing. Poblete responde: “El local está en venta, pero se lo presto por tiempo indefinido” ¡Gloria a Dios!

El ex-cine se convirtió en “Casa de Dios y Puerta del Cielo”, fue el primer cine, en el Perú, convertido en templo. Dios levantó esta Obra para cambiar drogadictos, alcohólicos, adúlteros, fornicarios y muchas personas infelices a causa de llevar una vida alejada de Dios.

Luego de acompañarle como fiel esposa, la Hna. Yolanda Porro, parte a la presencia de Dios en 1995. A pesar de la tristeza que humanamente sintió, Dios continuó respaldándolo y lo bendijo aun más. Ese mismo año lo nombran Oficial Internacional del MMM.

Dios confirma el llamado a su Siervo, engrandeciendo la Obra en el Perú y extendiendo su labor evangelística, cultural, educativa y de proyección social. Se establecen templos, campos blancos y centros educativos a lo largo y ancho del territorio peruano.

En su arduo caminar, Dios dispuso concederle una ayuda idónea: la Hna. Rita Vázquez, misionera puertorriqueña, quien en la actualidad es su amada esposa y principal colaboradora.

En 1999, Dios otorga una victoria extraordinaria: Bethel TV, primer canal de televisión del Movimiento Misionero Mundial, entregando medios de comunicación sofisticados para llevar el Evangelio a toda criatura.

En la actualidad se han establecido más de 2,200 congregaciones, 45 canales de televisión y 123 emisoras radiales propias donde se trasmite, las 24 horas del día, la poderosa Palabra de Dios.

El Rev. Rodolfo González cuenta con un ministerio de más de 50 años al servicio de la Obra del Señor y 31 años de su llegada al Perú. Oremos por él para que Dios le continúe fortaleciendo, respaldando y bendiciendo, en la labor que le ha sido asignada.

¡A Dios sea toda la Gloria!


Fuente: Impacto evangelistico.

Misioneros evangélicos llevan biblias y alimentos a familias africanas





 Un grupo de misioneros brasileños miembros de la organización no gubernamental “Nación para Cristo” visitarán el continente africano en una misión de evangelización y de solidaridad.
 Durante 15 días el grupo trabajará en un pueblo de Mozambique, donde la Organización de las Naciones Unidas indicó que la mitad de la población vive en extrema pobreza.
 Según el presidente de la entidad, Jucileide Martins da Costa, las actividades de la misión incluyen la donación de alimentos básicos como arroz y frijoles, así como los estudios y la distribución de 500 Biblias. "Nuestra ONG tiene cuatro años trabajando con estas 500 familias africanas. Allí, las personas son extremadamente pobres y tienen mucha hambre", dijo el misionero.
 Además de predicar la palabra de Dios, los voluntarios prestarán sus servicios en las áreas de análisis de sistemas, administración, biología, nutrición, música, canto, arte y reciclaje. "Cada uno va a explotar sus capacidades para proporcionar un amplio apoyo a la comunidad, todo para tratar de aliviar el sufrimiento de aquellos que están experimentando una gran dificultad", da Costa. 

El secreto de la vida de oración




La Oración Fuente de Poder, E. M. Bounds, Libro VII
Los grandes maestros de la doctrina cristiana han encontrado siempre en la oración la fuente más elevada de iluminación.
Para no pasar de los límites de la iglesia anglicana, se dice del Obispo Andrews que pasaba cinco horas diarias sobre sus rodillas. Se ha llegado a las resoluciones prácticas más grandes que han enriquecido y hermoseado la vida humana en los tiempos cristianos por medio de la oración.CannonLiddon.

Aunque muchas oraciones privadas, por su propia naturaleza han de ser cortas; aunque la oración pública como regla, debe ser condensada; aunque tiene su valor y lugar la oración breve, sin embargo, en nuestras comuniones privadas con Dios el tiempo tiene un valor esencial. Mucho tiempo pasado con Dios es el secreto de la oración eficaz. La oración que se convierte en una fuerza poderosa es el producto mediato o inmediato de largas horas pasadas con Dios.

Nuestras oraciones pequeñas deben su alcance y eficiencia a las extensas que las han precedido. Una oración corta no puede ser eficaz si el que la hace no ha tenido una lucha continua con Dios. La victoria de la fe de Jacob no se hubiera efectuado sin esa lucha de toda la noche. No se adquiere el conocimiento de Dios con pequeñas e inopinadas visitas. Dios no derrama sus dones sobre los que vienen a verlo por casualidad o con prisas.

La comunión constante con Dios es el secreto para conocerle y para tener influencia con Él. El Señor cede ante la persistencia de una fe que le conoce. Confiere sus bendiciones más ricas sobre los que manifiestan su deseo y estima de estos bienes, tanto por la constancia como por el fervor de su importunidad. Cristo, que en esto como en todo es nuestro modelo, pasó noches enteras en oración. Su costumbre era orar mucho. Tenía un lugar habitual de oración. Largos períodos de tiempo en oración formaron su historia y su carácter.

Pablo oraba día y noche. Daniel, en medio de importantes ocupaciones, oraba tres veces al día. Aunque no sabemos exactamente el tiempo que estos santos de la Biblia pasaron en oración.

No queremos que se piense por esto que el valor de las oraciones ha de medirse con el reloj, sino que deseamos recalcar la necesidad de estar largo tiempo a solas con Dios; si nuestra fe no ha producido este distintivo se debe a que es una fe débil y superficial.

Los hombres que en su carácter se han asemejado a Cristo y que han impresionado al mundo con Él, han sido los que han pasado tanto tiempo con Dios, que este hábito ha llegado a ser una característica notable de sus vidas. Carlos Simeón dedicaba de las cuatro a las ocho de la mañana a Dios. El Señor Wesley pasaba dos horas diarias en oración. Empezaba a las cuatro de la mañana. Una persona que le conoció bien escribía: “Tomaba la oración como su ocupación más importante, y se le veía salir después de sus devociones con una serenidad en el rostro que casi resplandecía”.

Juan Fletcher mojaba las paredes de su cuarto con el aliento de sus oraciones. Algunas veces oraba toda la noche; siempre, frecuentemente, con gran fervor. Toda su vida fue una vida de oración. “No me levantaré de mi asiento -decía- sin elevar mi corazón a Dios”. Su saludo a un amigo era siempre: “¿Encuentro a usted orando?”. La experiencia de Lutero era ésta: “Si dejo de pasar dos horas en oración cada mañana, el enemigo obtiene la victoria durante el día. Tengo muchos asuntos que no puedo despachar sin ocupar tres horas diarias de oración”. Su lema era: “El que ha orado bien ha estudiado bien”.

El arzobispo Leighton solía estar tanto tiempo a solas con Dios que siempre parecía encontrarse en una meditación perpetua. “La oración y la alabanza constituían su ocupación y su placer”, dice su biógrafo. El obispo Ken pasaba tanto tiempo con Dios que se decía que su alma estaba enamorada del Señor. Estaba en la presencia del Altísimo antes de que el reloj diese las tres de la mañana. El obispo Asbury se expresaba así: “Procuro tan frecuentemente como me es posible levantarme a las cuatro de la mañana y pasar dos horas en oración y meditación”. Samuel Rutherford, cuya piedad aún deja sentir su fragancia, se levantaba por la madrugada para comunicarse con Dios en oración.

Joseph Alleine dejaba el lecho a las cuatro de la mañana para ocuparse en orar hasta las ocho. Si oía que algunos artesanos habían empezado a trabajar antes de que él se levantara, exclamaba: “¡Cuán avergonzado estoy! ¿No merece mi Maestro más que el de ellos?”. El que conoce bien esta clase de operaciones tiene a su disposición el banco inextinguible de los cielos.

Un predicador escocés, de los más piadosos e ilustres, decía: “Mi deber es pasar las mejores horas en comunión con Dios. No puedo abandonar en un rincón el asunto más noble y provechoso. Empleo las primeras horas de la mañana, de seis a ocho, porque durante ellas no hay ninguna interrupción. El mejor tiempo, la hora después de la merienda, lo dedico solemnemente a Dios. No descuido el buen hábito de orar antes de acostarme, pero pongo cuidado en que el sueño no me venza. Cuando despierto en la noche debo levantarme y orar. Después del desayuno dedico algunos momentos a la intercesión”. Este era el plan de oración que seguía Roberto McCheyne. La famosa liga de oración metodista nos avergüenza: “De las cinco a las seis de la mañana y de las cinco a las seis de la tarde, oración privada”.

Juan Welch, el santo y maravilloso predicador escocés, consideraba mal empleado el día si no había dedicado ocho o diez horas de él a la oración. Tenía un batín para envolverse en la noche cuando se levantaba a orar. Lamentándose su esposa por encontrarlo en el suelo llorando, le contestaba: “¡Oh mujer, tengo que responder por tres mil almas y no sé lo que pasa en muchas de ellas!”

martes, 21 de agosto de 2012

“Me burlaba de Dios”


 Hijo de uno de las zonas más peligrosas de Chile, Cristian Gonzales se adueñó de las calles a los 16 años. Sumergido en las drogas y el alcohol tropezó muchas veces con el Señor, pero evadió su encuentro. Parecía condenado a la perdición, sin embargo logró liberarse. Hoy es testimonio de un hombre nuevo.

 Fue en las calles de Yungay, de la comuna La Granja, en el sur de Santiago, Chile, donde los estupefacientes, el alcohol y la delincuencia mostraron su rostro más fiero a Cristian Gonzales, un jovenzuelo de cabellera negra y larga de 16 años. Fumó marihuana, junto a un grupo de amigos, mientras comía del pan de la miseria. Se dejó atrapar por el lado oscuro de la existencia y acabó consumiendo todo tipo de drogas por más de una década.

  Treinta años después, en medio de un presente apacible como las aguas de un lago, Cristian sabe que lo que le sucedió en esa época fue lo peor que le pudo ocurrir. Desde el interior del templo del Movimiento Misionero Mundial de la población Yungay, muy cerca del Parque Brasil, revisa esa etapa de su vida: "en ese tiempo, justo en plena efervescencia del Mundial de España 82, caí en el mundo de la drogadicción por influencia de los amigos del barrio. La comuna La Granja es, y siempre ha sido, una zona de Santiago de Chile cubierta en gran parte por la criminalidad y el narcotráfico. Tarde o temprano, yo, que era de una familia muy, pero muy pobre y numerosa, estaba destinado a toparme con el vicio y las drogas".

  Lo que antecedió a ese instante esencial de la vida de Cristian, de forma equivalente, fue un vertiginoso andar por el corredor de la miseria. Una carrera galopante en la que fue dejando, una detrás de otra, situaciones cada cual más desgraciadas. Trances que, como los libros viejos guardados en un baúl, solo aparecen en el presente cuando son necesarios y se materializan a través de un recuerdo prolijo: "nací el 5 de enero de 1966. Fui el sexto de los diez hijos que tuvieron Luis Gonzales y María Figueroa. Mi infancia fue durísima. Muchas veces tuve que pedir limosna para poder comer algo. Y era tanta mi pobreza que incluso entre uno de mis hermanos y yo tuvimos que compartir los zapatos para ir a estudiar uno durante la mañana y el otro por la tarde".

  EL MUNDO DEL ALCOHOL

 Como un acróbata, que salta sobre una cuerda floja, Cristian había logrado avanzar hasta los dieciséis años: primero dejó la escuela, luego trabajó y después sobrevivió como pudo. Fue allí que llegó la caída, su caída, y nunca más nada fue lo mismo para él. Hoy recuerda: "me inicié con la marihuana. En seguida probé pasta y cocaína. También me enganché con las pastillas alucinógenas y el alcohol. Sin embargo, nadie de mi familia me reclamó nada porque trabajaba y aportaba para la casa. Encima qué podían decirme todos ellos si mi padre y cuatro de mis hermanos estaban metidos, como yo, en la drogadicción y andaban por el mal camino, lejos de Dios".

 Y el desplome de la existencia de Cristian fue todavía más. La delincuencia fue el siguiente nivel en su descenso vertiginoso. Insensato, como un peatón que intenta cruzar una calle cuando el semáforo está en rojo, se internó en la geografía de los atracos y la ratería. Entonces, a punta de desvergüenza, se graduó de ladrón y sacó credenciales de náufrago libre y bandido. Sin embargo, en el clímax de sus fechorías, su historia recibiría un mensaje luminoso desde "arriba", desde el "cielo", enviado por el Creador: "en ese etapa me crucé con la Palabras de Dios una y otra vez. Miré a muchísimos cristianos difundiendo el mensaje del Señor. Claro que yo, atrapado por las drogas, no le daba importancia a las cosas del Todopoderoso y me burlaba de los que difundían los Evangelios y de Dios".

  Unos años más tarde, en 1991, cuando aún Gonzales continuaba extraviado en medio de un bravo mar de maldad llegaría a su presente Magaly Sepúlveda, una mujer tan golpeada por la existencia como él, y junto a ella arribarían los eventos más decisivos de su destino. Para ese entonces, Cristian ya sufría las consecuencias físicas del abuso de sustancias prohibidas, que se manifestaban con una ráfaga de desmayos, ataques epilépticos y lagunas mentales permanentes. No obstante, al cabo de cinco años y tras una relación tumultuosa, el 15 de mayo de 1996 se unieron en matrimonio y sellaron una unión en la cual las peleas, las discusiones, las agresiones y los intentos de suicidio fueron parte primaria y básica de la estructura de su agitada y violenta vida en común.

 ENCUENTRO CON DIOS

  En octubre de 1999, cuando todo hacía suponer que el enlace Gonzales-Sepúlveda se desintegraría, César volvió a escuchar la Palabra de Dios y recibió una invitación para acudir al templo del Movimiento Misionero Mundial establecido en Yungay. Los años habían pasado, las circunstancias habían cambiado, su corazón también; lo único que no había sufrido variación alguna era que Jesucristo se guía allí "arriba", en el "cielo", mandándole señales para que se entregara al cristianismo y modificara su equivocada conducta. Fue en ese momento, en la antesala del fin del siglo veinte, que Cristian acudió al encuentro con Dios y según revela entró a la iglesia: "con los bolsillos de su pantalón llenos de pastillas y de marihuana, pero con alma vacía de fe".

  Aunque su conversión sufrió duros golpes, como un saco de boxear, y pese a que alguna vez se drogó con descaro justo en medio de un culto de la Obra de Dios, Cristian con el tiempo se entregó de forma definitiva a la causa evangélica y desterró para siempre de su vida a las drogas, las pastillas, el alcohol y la mala vida.

  Con precisión matemática, y una gran dosis de convicción, Gonzales cuenta que su sometimiento absoluto al Altísimo llegó "después de una crisis emocional en la que el Diablo me indujo a matarme. En ese instante fue que recordé que Cristo era el único que me podía salvar y empecé a orarle y clamarle para que me resguardara de Satanás. Entonces me quedé dormido y cuando me desperté ya era una criatura nueva que había sido tocado por el Poder restaurador de Jesús".

  Reivindicador indesmayable de las mejoras sociales de su comuna, divulgador fructífero de la sana doctrina, fiel escudero del pastor Gerardo Martínez Garavito, Supervisor Nacional del MMM en Chile, y tenaz siervo del Todopoderoso, Cristian Gonzales en este momento atestigua una y otra vez respecto a lo que, en su opinión, es el único camino disponible para los hombres de malvivir: la fe cristiana. Desde Yungay, en el núcleo de La Granja, sentencia que al Creador "no hay que tenerle miedo. Su amor es infinito y maravilloso. Yo cambié gracias a Él y salí del mundo de las drogas y el alcohol. Cualquiera que quiera conocer el perdón eterno y transformarse en una persona de bien tiene que buscar al Señor. En cualquier parte del mundo se pueden evangelizar gracias a la Obra de Dios".

Fuente: Impacto Evangelistico