sábado, 18 de agosto de 2012

“El alcohol destruyó mi hogar, pero Cristo lo reconstruyó”


Nadie puede negar que el alcohol es el detonante de buena parte de los actos violentos que se cometen en la sociedad. Además de lo perjudicial que es para nuestro organismo, también es sumamente dañino para el alma. Este fue el caso del matrimonio conformado por Raúl Quinteros y Lucy Rojas.
 Él con sólo 20 años empezó a ingerir altos contenidos de alcohol, situación que lo llevó a descarriar el tren de su existencia.
Según Raúl, el inicio de su adicción fue paulatino. “Empecé con un vaso y cuando menos lo pensé me di cuenta que ya no podía escapar”, afirma el protagonista de esta historia.
Su labor de mecánico en Chiclayo fue degenerando, porque estafaba a sus clientes para obtener mayores ganancias, para despilfarrarlas en bebida. Fue así que Lucy empezó a perder la confianza en él, poco a poco el amor que le tenía se fue disipando.
Ambos se conocieron muy jóvenes y la imagen que Raúl ofrecía durante el enamoramiento era muy distinta a la que con el paso de los años presentó.
“Cuando conocí a su familia me dio temor ver que el alcoholismo era algo habitual en ese hogar”, cuenta Lucy, quien por ese entonces tenía un hermano que oraba por ella y por su familia, además les brindaba alimentos y vestido a su sobrino.
Pasado algún tiempo, la infidelidad terminó por romper la relación entre Raúl y Lucy. Esto la obligó a viajar a Lima para consumar la separación. Ya en Lima, Lucy tuvo que trabajar para mantener a su hijo, ella se convirtió en padre y madre para el pequeño, además aprovechó para acercarse a Dios asistiendo a una congregación del Movimiento Misionero Mundial.
Designio divino
Raúl decidió viajar a Lima para ver a su hijo, pero el rechazo de su esposa lo hizo pensar que todo había terminado entre ambos. En tanto esperaba que llegue la hora para regresar a Chiclayo, prendió el televisor y empezó a ver un programa en el que un pastor lo alentaba a recuperar su hogar.
Tras el mensaje solo pudo caer al suelo de rodillas y  en visión sobrenatural presenció todo lo malo que había hecho. Él sólo atinó a correr a buscar a Lucy, la encontró y la abrazó. Tras contarle lo que le sucedió,  entre lágrimas decidieron ir juntos por primera vez a una Iglesia cristiana.
Hoy ya se cumplieron 15 años desde que Cristo gobierna sus vidas. Actualmente ambos continúan fieles a quien les ofreció verdadera libertad.

Fuente: Movimiento Misionero Mundial

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