miércoles, 15 de agosto de 2012

“Todos tenemos una vida con propósito”


 Millones de personas en el mundo no le encuentran un real sentido a sus vidas, pero son pocos los que saben que Dios planificó su existencia desde el vientre materno.
Esta es la historia de Maira Orderes, una niña que creció en un hogar marcado por las carencias económicas, donde los gritos y regaños de su madre, Adelaida, eran cosa de todos los días.
Pero poco a poco esto fue cambiando, la familia Orderes empezó a asistir a un templo del Movimiento Misionero Mundial. Las discusiones disminuyeron y Maira sintió la diferencia de vivir con una familia cristiana.
No obstante, a poco de alcanzar la mayoría de edad, las luchas típicas de la adolescencia empezaron a agobiarla. Sentía que su madre y hermanas no la comprendían, inclusive pensaba recurrentemente en vivir sola.
La prueba
Pero lo peor estaba por venir. Cierto día escuchó una conversación en la que Adelaida confesaba que pensó abortar a Maira. Esto le cayó como un baldazo de agua fría, llevándola a una insipiente rebeldía.
Maira iba a ser el tercer aborto de Adelaida, pero no sucedió porque su tío se opuso a que su hermana cometa un nuevo crimen.
Desde ese día, la protagonista de esta historia asistía a regañadientes al Templo. Sin embargo, una noche el sentido de su vida cambiaría.
Vida en Cristo
El mensaje que escuchó provocó un giro de 180 grados en su vida. El predicador dijo que Dios conocía a cada ser humano desde antes de su existencia y que para todos había un propósito especial.
Fue así que Maira comprendió que su llegada al mundo no era en vano, que lo que hizo e intentó hacer su madre fue en una época en la que ella no conocía a Cristo.
No tardó en correr hacía el altar y arrodillarse pidiéndole perdón a Dios por su resentimiento. Desde ese día perdonó a Adelaida.
Actualmente sabe que El Creador tiene un plan sobrenatural con ella, testifica que nadie nace por casualidad y que todos tenemos una vida con propósito.

Fuente: Movimiento Misionero Mundial

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