miércoles, 31 de octubre de 2012

“En Cristo encontré mi verdadera identidad”


Manuel Wong Flores, nacido en Ferreñafe, desde temprana edad tuvo un problema de identidad sexual.
En lugar de los carritos, escogió las muñecas, se vestía con la ropa de su hermana, sin saber qué pasaba dentro de él.
Ya en Lima, este conflicto interno se acrecentó. Conforme crecía, Manuel se convirtió en el centro de  burla de sus amigos,  lo que lo  llevaba a pasar interminables noches llenas de llanto y desolación. Llegando a reconocer que no era normal, sintiéndose rechazado por los demás.
Las actitudes  que tomaba  muy pronto lo delatarían. En una oportunidad su hermana le dijo a su padre que Manuel se vestía de mujer. “No te quiero en casa”, fue lo que escuchó Manuel de labios de su progenitor.
Ante esta frase lo único que pudo hacer fue ir tras  la puerta y  comenzar a llorar desconsoladamente. Su madre intentó ayudarlo en vano a salir del mundo del homosexualismo; sin embargo el amor humano no logró hacerlo cambiar.
Depresión y soledad
En plena adolescencia, Manuel se hundió en la tristeza y la soledad, refugiándose centros de diversión y en la compañía de sus “amistades”. Sin embargo, Dios tocaba a su puerta constantemente. Un grupo de cristianos lo visitaban con cierta frecuencia, pero Él creía que  ya no había solución para su vida.
Cual goteó incesante, la Palabra de Dios empezó a calar en el corazón de Manuel, confesando  ante Dios su condición y su desolación. 
Como se sabe el camino a la salvación no es fácil. Luego de confesarse ante nuestro creador, el grupo de homosexuales que frecuentaba empezó a presionarlo para que retome los malos pasos en los que anduvo. Pero la obra iniciada por Dios en Manuel se completaría.
Junto al grupo de hermanos que le predicaba, Manuel llegó al templo del Movimiento Misionero Mundial en Huaycán. La prédica de la Palabra de Dios, empezaba a detallar como era su vida. Lo único que pudo hacer Manuel fue quebrantarse ante Nuestro Salvador.
El origen del sufrimiento
Es allí donde el protagonista de este testimonio entendió el origen de su sufrimiento: El  pecado; pero a la vez sentía dentro de su corazón un sobrenatural calor que lo abrigó en esperanza. 
Desde ese día Manuel se aferró a la mano  de Dios, dando un paso de fe, rompiendo todas las cadenas que lo ataban, entregándole su corazón a Cristo. Dejó la vestimenta femenina, los escándalos y las discotecas para servir de ejemplo en su hogar y en la sociedad.
Hoy, Manuel Wong puede decir que Dios existe, declarando que Él pudo cambiarlo por completo, dándole la felicidad que tanto deseaba. “Quiere decirles a todos, que Cristo vive, que Sólo en Dios hay esperanza”, nos cuenta muy emocionado nuestro hermano.

(Relato extraído del programa: Testimonio Vivo de Bethel TV)

Cuánto eres agradecido?




La palabra GRACIAS tiene el poder de transformar nuestra salud, felicidad, y el éxito. Es una palabra que la conocemos pero muy poco la tenemos incorporada en nuestra vida.

La Biblia nos anima en Efesios 5:20 “Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”, quiero compartir esta palabra poderosa: gracias.
La palabra gracias tiene el poder de transformar nuestra salud, felicidad, y el éxito. Es una palabra que la conocemos pero muy poco la tenemos incorporada en nuestra vida.

Muchas personas van por la vida con el sentimiento de ingratitud y se preguntan ¿agradecido de que? ¿De no tener dinero? ¿De no tener esposo u esposa? ¿De no tener trabajo? ¿De no tener salud? ¿Qué no me ascendieron en el trabajo? ¿Qué no se dio el negocio? Y pare usted de contar las quejas, los reclamos a las injusticias de la vida. ¿Por qué a mí? Este tipo de personas viven reaccionando a todo y son esclavos de la ingratitud, son presas de sus labios.

¿Cuántas veces agradecemos lo que somos y lo que hemos vivido? ¿Cuántas veces solo nos enfocamos en lo que no tengo? ¿Has valorado cada momento de la vida? ¿Has valorado a las personas que tienes a tu lado? ¿Has pensado cuánto más amplia se ve la vida desde el lente de la Gratitud? Una investigación demostró que la gente agradecida es más feliz y tiene más probabilidades de mantener relaciones fuertes y sanas. Una persona agradecida según el Instituto de HeartMath, hace que su corazón funcione rítmicamente mejor, ayuda a reducir la tensión y a sanarse físicamente. El ser agradecido trae beneficios al cuerpo físicamente y emocionalmente.

Cuando usted está agradecido usted llena su cuerpo y cerebro con emociones y endorfinas que le elevan y estimulan favorablemente más que las hormonas que producen tensión y agotamiento.

La gratitud y el aprecio son esenciales para un ambiente familiar sano, e inclusive para el trabajo. Las parejas se divorcian por la ingratitud, la infidelidad, el desprecio, la gente deja sus empleos porque ellos no se sienten apreciados, valorados, la mayoría de los problemas ocurren por la ingratitud y eso viene desde los tiempos de Adán.

Muchos desconocen el poder del agradecimiento, la palabra gracias puede hacer la diferencia en la vida de uno o muchos. Necesitamos ser agradecidos por la vida, ese regalo maravilloso de Dios, nuestra tarea es aprender a vivir esa vida abundante que El diseño para cada uno. Cada día nos ofrece un motivo para estar agradecido. Piensa por un momento en todas las cosas que Dios te ha dado, puedes ver todo lo que él hizo en la cruz para que tu y yo tengamos vida. Puedes ser agradecido porque ahora estas leyendo, mientras que hay muchos que no ven, ni pueden leer. Puedes ser agradecido porque ahora tienes acceso a internet mientras que hay otros que no pueden ni tienen acceso a una computadora. ¿Puedes ser agradecido?

La gratitud es una respuesta llena de amor, pero a su vez es un músculo que mientras mas lo ejercitemos mas fuerte se pondrá. Te enseñaré algunos tips para que practiques:

1. Cada día tome los primeros 10 minutos al despertarse y agradezca a Dios por todas y cada una de las bendiciones que él tiene para usted. Haga su lista y de gracias a Dios por las cosas que quiera ver en su vida. Un día de gratitud será un día de bendición.
2. Establezca un tiempo de Acción de Gracias en su familia. El mejor momento para hacerlo es durante una de las comidas donde todos puedan estar reunidos. Conversen de las cosas por las cuales estén agradecidos. Somos seres conversacionales, nuestras conversaciones generan acciones, si hablamos con acciones de gracias cosecharemos grandes cosas.
3. Exprese su gratitud a alguien en particular. Escriba un e-mail, una carta, haga una llamada o realice una visita para expresar gratitud a alguien de quién este agradecido. Esto ayudará a evitar o salir de la depresión.
4. Agradezca a sus compañeros de trabajo, a sus empleados, a todas las personas, valórelas y aprécielas, que toda persona sepa lo agradecido que es usted. Ellos se van a recordar como lo hiciste sentir.

Ser agradecido no es difícil, ni cuesta mucho, es asunto de actitud. Comprométete a partir de hoy a ser una persona agradecida. Hay mucho para agradecer, y yo culmino siendo agradecido.

Gracias Dios por la salvación que me diste en Jesús tu hijo amado, también por todo lo que me das en abundancia: salud, felicidad, prosperidad. Gracias por las duras lecciones que me han ayudado a conocerme mejor y mejor conocer a los otros.
Gracias por los fracasos vividos, eso me enseñó la humildad, la obligación de jamás sentarme sobre mis laureles y la necesidad de comprender el fracaso de los demás y ofrecerles la ayuda que necesitan en eso momentos.
Gracias por todas esas ocasiones que se me presentaron para cultivar la paciencia, la tolerancia, y la esperanza.
Gracias por las oportunidades que aproveché, las desgracias que evité, las soluciones que encontré, los talentos que desarrollé, las victorias que he obtenido, los días maravillosos que he vivido.
Gracias por mi esposa, mis hijos, esa hermosa familia que tu me has dado, por mis padres, los amigos que encontré, los maestros que me enseñaron, los libros que he leído, los viajes que he realizado, las comidas que me han deleitado, los juegos que he jugado, los deportes que he practicado.
Gracias por los paisajes que he admirado, el sol que me ha calentado, la luna que me ha alumbrado, el aire que he respirado.
Gracias Dios por ser mi amigo y cuidarme a pesar de mis errores, por protegerme a pesar de mis debilidades, amarme a pesar de mis defectos, y darme soluciones a pesar de mis terquedades..
Gracias por la alegría de vivir, y vivir la vida al máximo.

Fuente: Palabras de Esperanza

martes, 30 de octubre de 2012

“Dios me liberó de las garras del alcohol”

 Emily Cabizas vivía tranquilamente con su familia; sin embargo su vida daría un giro inesperado.
Tenía una madre ejemplar y aunque la figura paternal era ausente, en su casa no faltaba nada, siempre tuvieron lo necesario para vivir. No obstante, al crecer se enteró del verdadero comportamiento de su padre,
El adulterio de su progenitor fue la razón por la que ella decidió irse de casa para luego dedicarse al alcohol.
Emily intento solucionar sus problemas personales con el matrimonio. Es así que contrae nupcias a los 18 años, creyendo que de esta manera lograría la libertad que necesitaba. Paralelamente sus adicciones se incrementaban e incursionando en el consumo de drogas.
El inicio en el alcoholismo
Su vida permanecía llena de supuestos amigos y fiestas, aún sin importarle el cuidado sus dos hijos pequeños, actitud que provocaría que su esposo abandone el hogar.
Tras este suceso, decidió dejar al cuidado de sus hijos a su padre quien también se había separado de su madre.
“Una copita de vino te puede desinhibir” fue el consejo que le dieron las “amigas” para ser feliz y olvidarse de sus problemas. Pero cuanto más tomaba alcohol, al llegar a su casa más se sumergía en una tristeza indescriptible.
“Llegué a colocar un espejo en mi habitación para no sentirme sola cuando bebía”, relató Emily.
 Sus hijos también cayeron en el alcohol. Lamentablemente la mayor de ellos también se refugió en las drogas. “Bebía con mis hijos como si fueran mis amigos”, cuenta la hoy hermana Cabizas.
La pérdida repentina de un familiar hizo que Emily pensará en el suicidio, incrementando sus adicciones, llevándola a inclusive, ingerir alcohol metílico. 
Al pasar el tiempo, creyendo que toda su vida la iba a pasar así, una repentina enfermedad que afectó a su madre permitió que su padre pueda conocer a un cristiano   que les  predicó sus progenitores.
Después de esa visita,  poco a poco su madre recuperaba la salud. Adolfo, al enterarse que aquel hermano había estando intercediendo por su esposa, decidió ir agradecido a la iglesia.
El amor de un padre
Adolfo entendió que solo Dios podría salvar a su hija del alcohol y se entrega a Cristo. Pero cuanto más le hablaba a Emily del poder de Jesús, ella más se burlaba de él.  El alcohol ya la había dejado a sin nada, al venderlo casi todo para comprar más bebidas se quedó solo con un colchón donde dormir.
Emily aseguró que el Señor utilizó a su querido sobrino.  Al encontrarla en su  cama llena de restos de cigarro y botellas de alcohol, le hizo prometer que si lo quería de verdad iba ir al templo durante domingos consecutivos.  Es así como comienza a cumplir su promesa acudiendo a la Casa de Dios. 
Al encontrarse con un ambiente espiritual y escuchar la prédica, sintió que ella vivía un momento sobrenatural. 
Al llegar el cuarto domingo, Emily pensó que esta sería la última vez que pondría un pie en el templo, que todo estaba bien pero que Dios no era para ella.
Aquel domingo bajó del taxi cuando vio al pastor Rodolfo González, ella creyó que no la había visto, pero nuestro pastor volteó y la saludó. Ella quedó sorprendida por el amor y paz con la que el siervo de Dios le estrechó la mano.
Un toque de lo alto
Emily tuvo su primera experiencia con Dios cuando se encontraba trabajando. Un anciano de barba blanca le dijo: “Hijita ya no tomes más, desde ahora predicarás mi palabra”.
 Al abrir sus ojos otra vez y al no encontrar a ese personaje, inmediatamente cuenta lo sucedido a su padre, quien entendió que era Nuestro Creador empezaba a tocar el corazón de su hija. Pero la lucha de Emily con el alcoholismo continuaba.
Un día de convención en el Coliseo Amauta, la Palabra de Dios completó la obra. Frente al altar, Emily sintió  que un gran peso abandonaba su cuerpo y  una luz invadía su ser quebrantándose  ante el Poder Divino.
Ella salió de la convención sintiendo un amor inmenso dentro de sí.  “Quería abrazar a todo el mundo y contarles que Cristo es la solución para todos los problemas”, afirma Emily.
Ese gozo de nuestra hermana Emy no se ha ido, ella se mantiene fiel al Señor, aquel Dios que le devolvió a su esposo, a sus hijos y a su familia. Aún falta que algunos venir al camino a la salvación, pero sabe que  Quién la cambió todo lo puede.

(Relato extraido del programa Testimonio Vivo de Bethel Televisión)

Sueños


 Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar…

decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas,

decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución,

decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis,

decidí ver cada noche como un misterio a resolver,

decidí ver cada día como una nueva 
 oportunidad de ser feliz.
 Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos.

Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar, descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui.,

Me dejó de importar quién ganara o perdiera; ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
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Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.

Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien “Amigo”.
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Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, “el amor es una filosofía de vida”.

Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás.
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Aquel día decidí cambiar tantas cosas… Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad.

Desde aquel día ya no duermo para descansar… ahora simplemente duermo para soñar.
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(Walt Disney)
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“Tenemos éxito solamente si elegimos un objetivo predominante en la vida, en la guerra o en cualquier otro lado, y conseguir que todas las demás circunstancias se inclinen ante ese único objetivo”. Eisenhower
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El futuro pertenece a los que creen en la belleza de sus sueños.

Marcos 9:23
Todas las cosas son posibles para el que cree.
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“Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman”. (1ª Corintios 2:9)



lunes, 29 de octubre de 2012

“Ahora Dios es mi única influencia”


 Evelyn Márquez, tuvo una niñez sin carencias, como hija única sus padres le daban todo lo que pedía: dinero, comida, vestido y hasta caprichos. Sin embargo, no le entregaron la disciplina y el calor de familia que ella tanto añoraba, más que algún preciado regalo.
Luego de una infancia basada en grandes logros escolares, primeros puestos, diplomas y reconocimientos públicos, la pequeña Evelyn asistía junto a sus progenitores a una iglesia, donde escuchaba la Palabra de Dios y participaba en diversas actividades infantiles.
Poco a poco, Dios dejó de ser importante para ella. La música estridente, el color negro de su vestimenta y la aparente singularidad de su personalidad llamaban la atención de propios y ajenos. No obstante, la curiosidad por lo oculto empezaba a calar hondo en su ser.  
 Sus vecinos la calificaban como “una chica excéntrica”, uno de ellos relató que Evelyn llegó a “velar” la foto de un conocido artista tras su repentino fallecimiento.   Mientras ella realizaba este y otro tipo de acciones, sus padres vivían literalmente dentro de una iglesia, sin imaginar que su adolescente hija muy pronto tendría acceso a un libro con rituales satánicos.  
 Cierto día un conocido de la casa, llevó un libro en el que se relataba como una ex bruja llegó a los pies de Cristo, pero este también describía como desarrollar una ceremonia de iniciación ocultista.  
Evelyn empezó a poner en práctica algunos de las instrucciones impresas en el texto, llegando a contactar a un espíritu maligno que no tardo en influenciar sus actitudes. “Ya no era la misma, hasta mi mirada cambio”, narra la protagonista de este testimonio.  
Sus padres, a pesar de asistir a un templo, no sabían el porqué del cambio de su hija. Inclusive su madre sentía odio en las palabras de Evelyn, un sentimiento que la turbaba constantemente.  
Lo imposible para el hombre es posible para Dios  
 A los pocos meses, el padre de nuestra hermana recibió un ataque físico de su ella. En ese momento ambos progenitores decidieron llevarla a una iglesia para que fuese redimida.  
Tras un intento fallido de liberación, sus padres hicieron un último intento. Evelyn ingresó forzada a un templo cristiano, donde un hombre de Dios de avanzada edad, fue usado por el Todopoderoso, para echar fuera los demonios que ya habían tomado posesión de ella.  
 “Luego de la oración sentí que una luz ingresó en mi, una paz indescriptible”, narra entre lágrimas nuestra hermana Evelyn, quien actualmente, junto a su familia,  le sirve a Dios de todo corazón.  
Ella forma parte del equipo de Bethel Radio y sus padres son miembros activos de la iglesia central del Movimiento Misionero Mundial.

Mi Salvación viene del Señor!!!!!


viernes, 26 de octubre de 2012

El surgimiento de una nueva vida para Cristo

 Yo te conozco aún desde el vientre de tu madre…”, con este texto bíblico nos lleva de la mano con el extraordinario testimonio del matrimonio Flores Carbajal. El testimonio de María Carbajal esposa de William Flores empieza desde el vientre materno.
Para ella no fue fácil empezar la vida; sietemesina  y  la última de 5 hermanos pudo experimentar las marcadas diferencias que había para con cada uno de sus hermanos por parte de sus tíos y familiares, acciones que iba guardando en su pequeña corazón.
Conforme iba creciendo se mostraba una persona alegre y conversadora, tratando de ocultar los problemas familiares que estaba atravesando.  Con la fuerte  voluntad de seguir adelante ingreso a la universidad a estudiar Derecho,  donde hizo una gran amistad con Lilly su futura cuñada.
William, actual esposo de María Carbajal, regresó a  Chimbote, su ciudad natal luego de terminar su carrera universitaria en Lima.  Es en su regreso donde conoce a María, con quien empieza una relación de amistad.
La tormentosa la vida marital
Con el tiempo la relación maduro y empezaron la fase de enamoramiento, pero el fuerte carácter de María permitió que muchas veces esta relación se vea resquebrajada. La oportuna y sabia intervención de la madre de María quien empezaba su vida cristiana, permitió que William se refugiara en la oración.  Pero a su vez la incredulidad que arrastraba William desde su niñez ante la pérdida de su hermana mayor, impidieron que él pueda continuar con una vida cristiana.
Pese a los problemas, ellos volvieron a unirse y es así que formalizaron su relación para casarse. Como muchas jóvenes no cristianas, María quedó embarazada, lo que originó  el adelanto de la fecha del matrimonio.
A modo de luna de miel es que deciden ir a la ciudad de Lima donde se establecerían.  Pero no acostumbrada a estar sola en una habitación María se vería en una lucha  de querer regresar a Chimbote y volver a vivir una vida con su gran familia.
En este conflicto es donde el Señor comienza su obra maravillosa. William ya conocía de cierta forma a Dios  y estaba asistiendo a una iglesia cristiana, pero María rechazaba a Cristo y hacía hasta lo imposible para retener a su esposo y no dejarlo ir al templo.
Una nueva vida
Para ella todo estaba bien, su esposo le era fiel, tenía un hermoso niño, no tenían necesidades y por ende para ella no era importante Dios, a pesar que el Señor ya había mostrado su amor para con ella le había salvado aún desde el día de su nacimiento,  pero ella nunca lo entendió.
Es así que en su segundo embarazo, al enterarse que iba a ser niña estaba preparándolo todo. Todo parecía ir bien.  Pero dentro de su corazón  y las continuas pesadillas presagiaban  que algo andaba mal. Por sus continuos dolores a los 9 meses de embarazo  su esposo la lleva de emergencia al Hospital donde milagrosamente le extraen a la criatura. Lamentablemente María quedó en cuidados intensivos (tenía coágulos uterinos), esperando por un milagro para salvar su vida.
En la habitación no había nadie, solo una enfermera que tenía una habitación al lado. Las noches de María eran interminables, no podía dormir, un miedo espelúznate la acompañaba. Es donde una oración al cielo le permite tener una experiencia con el Señor.
Es así que una noche ella cayó en un instante en un sueño profundo  donde ve que un hombre de blanco se le acerca y colocando sus manos en su vientre presionó la zona afectada. María, al despertar intenta buscar con su mirada al causante de tan gran dolor, pero nadie había en el lugar. Ni las explicaciones de la enfermera de que era solo una pesadilla la movieron de su pensamiento que hacía eco en su corazón: Quizás fue el Señor.
María iba a ser intervenida al día siguiente; pero lo doctores notaron que su estado de salud evolucionaba de una manera asombrosa y se cancelo la operación.
María salió de alta tres días después, en su corazón ya ardía el deseo de ir a la iglesia y agradecerle a Dios por lo que había hecho.
Justo el día en que ella regresaba del hospital  hubo una  campaña en la esquina de su  casa, y al recibir la invitación de los hermanos fue que al pasar al altar se reconoció con el Señor y lo aceptó en su corazón.
Hoy el matrimonio Flores Carbajal y sus hijos sirven al Señor de todo corazón.
¿Cómo no servir a ese Dios maravilloso que sigue salvando vidas?, sólo está en cada uno dar ese paso adelante y tomar la decisión maravillosa de invitar a Jesucristo en nuestra vida para siempre.
(Testimonio difundido en el programa Vivencias de Bethel Radio)

Por Siempre Rey

Antes del reino, tú eras el Rey
y entre la nada existías Tú.
Antes de la Creación,
antes de la fundación:
Tú eras Eterno.
Cuando en la Tierra hubo luz
y la oscuridad huyó;
antes que el hombre se formó
y tu aliento respiró:
Tú eras eterno.
Por siempre Rey;
te alabaré

 tu nombre exaltaré.
El Alfa y la Omega.
Mi eterno Salvador.
Tú eres la Roca de los Siglos.
Mi redentor Eterno.
Por siempre Rey
Te alabaré.
por siempre…
Las estrellas se caerán,
y los ríos se secarán.
La Tierra pasará
y los cielos se unirán:
Tú eres Eterno.
Todo tu pueblo se reunirá
y las naciones se postrarán;
y en una sola voz
todos te aclamarán:
¡Tú eres Eterno!
Coro:
Por siempre Rey
Te alabaré…
Tu nombre exaltaré
El Alfa y la Omega.
Mi eterno Salvador,
Tu eres la Roca de los Siglos.
Mi Redentor Eterno.
Por siempre Rey.
Te alabaré.
Por Siempre.
Tu eres la Roca de los Siglos
Mi Redentor Eterno.


        
                                  

El Camino del Exito




 Dios nos creó a cada uno con dones específicos y tiene un plan único para cada uno de nosotros. Vaya solo tras lo que considera bueno para usted.
El camino del éxito no es otro que su propio camino.
Filipenses 4:8
“Por lo demás, hermanos,
todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo,
todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre;
si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
en esto pensad.
Romanos 14:18
Porque el que de esta manera sirve a Cristo, es aceptable a Dios y aprobado por los hombres.
1 Pedro 2:12
Mantened entre los gentiles una conducta irreprochable, a fin de que en aquello que os calumnian como malhechores, ellos, por razón de vuestras buenas obras, al considerar las, glorifiquen a Dios en el día de la visitación.

Fuente: Renuevo de Plenitud

martes, 23 de octubre de 2012

“Sonrío porque Cristo me ama”


Eber Pallarco Yachi nació en Huancavelica hace 24 años; sin embargo,  a pesar de su juventud supo recorrer la ruta de la desolación a la redención.
Desde pequeño gozó los privilegios de vivir en un hogar cristiano, tuvo el cariño de sus padres y una relativa bonanza económica. Pero con el paso de los días, cuando se acercaba a la adolescencia, su familia se alejó de Dios y él también.
Con un corazón vacío recorría los pasillos del colegio nacional en Lima donde estudiaba, esperaba encontrar en sus compañeros de salón y en el alcohol la felicidad que tanto anhelaba. Tenía sólo trece años, pero su espíritu envejecía por el pecado.
 Creyó enamorarse de una muchacha que pasaba momentos de profunda depresión igual que él. Ambos estuvieron a punto de terminar con sus vidas lanzándose de un puente; pero algo lo detuvo. Él creía que era el temor, pero evidentemente era la mano de Dios que actuaba sobre su vida.
Luego de algunos años nada cambió. Empezó a cursar la carrera de gastronomía en una reconocida casa de estudios. En ese lugar conoció a jóvenes que, a pesar del dinero, tenían el alma rota. “Muchos de mis amigos tenían vicios, otros eran homosexuales”, cuenta el protagonista de esta historia.
El laberinto en el que vivía parecía eterno, pero algo estaba por suceder. Su madre ya había regresado a los caminos del Señor, ella se desvelaba orando por Eber, además de invitarlo a volverse a Cristo.
Impulso del corazón
Cierta tarde estaba en su habitación tratando de distraerse viendo televisión o escuchando radio, pero todo le parecía monótono y desesperante. De pronto un impulso, hasta ese momento oculto en su interior, lo obligó a salir de casa, pensó a donde ir y la primera imagen que dibujó su mente fue el templo cristiano al que su progenitora asistía.
Cuando ingresó a la Casa de Dios fuerzas malignas nublaron su entendimiento, pero cuando pensó en retirarse recordó lo feliz que fue en su niñez. De esa manera volvió a tomar asiento y empezó a escuchar a la predicadora.
“El amor de divino es incomparable, te invito a que lo experimentes”, fueron las palabra del pastor que conmovieron todo su ser. Casi inmediatamente las lágrimas recorrieron su rostro y derramó su alma ante el Padre Celestial.
Desde ese día tuvo nuevas fuerzas para afrontar su vida, y se aferró a Jesús con sinceridad.
Actualmente es presidente de adolescentes en la Iglesia del Movimiento Misionero Mundial en San Pablo (San Luis)  y aprovecha su conocimiento del quechua para preparar mensajes cristianos en ese idioma que posteriormente se emiten a través de Radio Bethel.

Fuente: Movimiento Misionero Mundial

El Toque de una Mano


Hay una piedra preciosa que algunas veces llaman el ópalo de la simpatía.
Si viéramos uno de estos ópalos en el aparador de un joyero, preguntaríamos por qué estaba allí.
Es opaco, sin lustre, y sin hermosura. Pero si lo colocamos por un instante en la mano, brillará exhibiendo todos los colores del arco iris. Necesita el calor de la mano humana para poder lucir su hermosura.
En el mundo hay muchas vidas que son sombrías, sin hermosura y sin cariño que están esperando el toque de una mano amiga y la simpatía de un corazón humano; esperan que las comuniquemos con Aquel que puede transformarlas hasta que brillen cual joyas en su corona eterna.
Oseas 11:4
Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor.
Juan 15:13
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.

Reflexiones – Renuevo.net

lunes, 22 de octubre de 2012

“Encontré la clave para la felicidad”


 Pedro Felices es el mayor de tres hermanos.  Siendo un niño tenía que esconderse casi todos los días de un padre borracho que lo maltrataba.

Como el mayor de tres hermanos, sufrió las agresiones más fuertes. Por ese motivo, comenzó a vivir el mayor tiempo de su vida en la calle, sabía que al llegar a casa sólo iba a vivir un infierno.

No pasó mucho tiempo, hasta que su padre los abandonara, dejando con la carga de toda la familia a su madre.

A veces sin dinero, y otras con lo poco que tenía no alcanzaba para alimentar a los tres hermanos. Es así que su madre envía a Pedro  a pedirle a su padre que  mande dinero a su casa.

Al llegar a la dirección en donde vivía, fue recibido por una niña. Aquella muchacha era la hija de la otra mujer que tenía su progenitor. Ante la pregunta de ella, “¿A quién buscas?”,  con solo 12 años recibió una terrible noticia: se enteró que a quien llamaba padre, no lo era.

“Tantos años sin saber la verdad”, “¿por qué no me lo dijo mi madre? Y ¿quién es mi padre?”, fueron las preguntas que cruzaban una y otra vez por la mente del pequeño.

Al contárselo a su madre, no le quedó más remedio que decirle a la verdad. Aquel hombre que los maltrataba y había vivido con ellos no era el verdadero padre de Pedro.

Se sentía decepcionado, triste y confundido. Desde ese día su comportamiento cambió bruscamente. Se convirtió en una persona agresiva.

Llegó a conocer a su padre, pero no era lo mismo, no pudo decirle papá, sólo lo llamaba tío.

Ya en su juventud y sin encontrarle el sentido a su vida, se refugió en las drogas y el alcohol. Si tenía que morir  no le importaba.

Pasados los años, su madre  y hermanos conocen el evangelio de Cristo. Así comienza una nueva vida para ellos. Pero para Pedro la vida no era nada bueno.

Con el mal comportamiento de su hijo mayor, su madre intentó mudarse varias veces para alejarlo de las malas juntas pero no lo logró.

Un día, Pedro dejó el partido de futbol que disfrutaba con sus amigos del barrio porque sus zapatillas  se rompieron. Al llegar a casa pidió prestadas las de su hermano, quien le respondió “yo te las presto pero vas a la iglesia”.

Ante la exigencia de sus amigos por seguir el juego, Pedro aceptó la invitación.

Sin embargo, no sería en el templo donde tuvo su primera experiencia con Dios. Al llegar a su casa, no encontró a nadie. Pero al pasar por la habitación de su madre, le llamó la atención una Biblia.

Cogiéndola y colocándola en el pecho, inexplicablemente comenzó a escuchar una voz que le comenzó a decir toda su vida. “Señor perdóname”, no dejaba de repetir, hincándose comenzó a llorar.

Al día siguiente, cumplió su promesa y fue al templo donde no dejaba de llorar, y de decir “Si Señor, así es, perdóname”

Ese día Dios lo perdonó y le dijo: “Ve, busca a tu padre y pídele perdón”. Obedeciendo a Su palabra, buscó lo encontró y le pidió perdón.

Su vida cambió rotundamente, comenzó como colaborador de una iglesia, y es en el anexo de La Huerta Perdida donde conoció a Astrid Saldaña de quien se enamoró.

Hoy sirven juntos al Señor como pastores en la iglesia de Reynoso en el Callao  y testifican que no hay otro como el verdadero Dios que cambia vidas.

Fuente: Movimiento Misionero Mundial

Reflexiones – No Te des por Vencido!!!


 A principio de la temporada de baloncesto de 1989, Michigan se enfrentó a Wisconsin. Faltando segundos en el último cuarto de hora, Rumeal Robinson de Michigan se vio en la línea de penalidad.

Su equipo estaba rezagado por un punto y él sabía que si podía anotar ambos tiros libres, Michigan ganaría.
Tristemente, Rumeal falló ambos tiros
Sin embargo, su desánimo lo estimuló a tomar acción y motivó su determinación.

Decidió que al final de cada práctica por el resto de la temporada, tiraría cien tiros libres extras al canasto. ¡Y lo logró!

El momento llegó cuando Rumeal se puso en la línea de penalidad en otro juego, de nuevo con la oportunidad de hacer tiros libres al canasto. ¡En esta ocasión, solo quedaban tres segundos de tiempo, y el juego era de los finales de la NCAA!

¡Como un chasquido salió el primer lanzamiento!

Y como un chasquido el segundo. Esos dos puntos dieron a Michigan la victoria y el Campeonato Colegial Nacional de la temporada.

¿Has fracasado en algo? No te des por vencido. En vez de ello, intensifica tu esfuerzo. ¡El éxito es posible!

Proverbios 10:4
 Pobre es el que trabaja con mano negligente, mas la mano de los diligentes enriquece.


Reflexiones – Renuevo.net

martes, 16 de octubre de 2012

“Cristo le dio valor a mi vida”


 Gustavo Mautino es oriundo de Juanjuí en el departamento de San Martín. Él nunca pudo conocer a su padre, debido a la muerte de su progenitor antes de su nacimiento.
Su madre viajó a esa selvática ciudad con solo 22 años, tras el deceso de su conyugue. Lejos de su tierra natal y con cuatro hijos llegó a la casa de una mujer quien la alojó al verla pérdida en un lugar donde no conocía a nadie.
Junto a esa señora, la joven madre comenzó a trabajar para sostener a su familia.
Hasta que un día conoció a un hombre mayor que se convirtió en su pareja sentimental, pensando que él sería el amor de su vida. Sin embargo, se convirtió en el calvario suyo y de sus hijos.
Una noche, este hombre comenzó a asechar a la hermana mayor de Gustavo. Sus hermanos se lo contaron a su madre, pero ella tuvo miedo a perder el sustento económico que ese individuó le brindaba, prefirió guardar silencio.
Desde los once años, comenzó a lavar oro y así solventar a su familia. Allí fue testigo de la prostitución,  diversión banal y borracheras.
En su adolescencia Gustavo comenzó a sembrar hoja de coca, influenciado por el narcotráfico que rondaba las zonas de la ceja de selva. Sin educación básica, no encontró otra salida y se dedicó a este sembrío.
Mundo violento
Ese ilícito negocio hizo que su economía mejore. Poco a poco fue integrándose al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), un sangriento grupo terrorista que violentó al Perú en la década de los ochenta y noventa.
Luego de un tiempo, Mautino  decidió escapar de estos sediciosos. Tras nadar durante horas por el río Huallaga, logró liberarse de ellos. Fue así que llegó a la ciudad de Tingo María donde estaba su familia.
Al día siguiente, miembros del MRTA lo fueron a buscar pero no lo encontraron. Mautino prefirió refugiarse en  el Ejército, creyendo que así podría cambiar y ser un hombre de bien.
Destacado al pueblo de Venenillo, un 29 de agosto del año 1990, los terroristas atacaron a su puesto de vigilancia donde fallecieron 29 soldados, y un teniente. Desde ese momento, su odio empezó a acrecentarse por aquella gente que cobró la vida de sus amigos.
Al terminar su servicio militar,  comenzó a involucrarse con una banda de asaltantes utilizando delincuencialmente sus conocimientos en armas y también se reactivó en el sembrío de hoja de coca. Inclusive, utilizaban a niños para transportar droga.
Comenzó a tener tan poca estima por su vida, llegó al extremo de practicar el mortal juego la “Ruleta Rusa” (una práctica suicida en la que se le coloca una bala en una pistola y se pispara al azar). 
La voz de Dios
En el 2001 llegó a Lima, para buscar un trabajo digno, pero las amistades que encontró en la capital lo envolvieron nuevamente en el mundo de la venta de estupefacientes.
Enviaba cápsulas de drogas al extranjero. Sin embargo, tras su primer intento cayó preso en el penal Sarita Colonia del Callao.
Cinco meses de sufrimiento vivió en prisión.  Pero luego de este tiempo Dios le habló personalmente en su celda: “Gustavo, levántate”, fue la voz que retumbó en su ser. En ese momento sintió que su alma se apartó de su cuerpo y nuevamente escuchó: “Hijo, eres una persona útil para mi Obra”.
Inmediatamente cayó rendido a los pies de Cristo y entre llantos y lágrimas logró pronunciar: “Dios mío  si tú existes ayúdame y sálvame”. Ese sábado 23 de enero, Dios llegó a para elegirlo y  Gustavo aceptó.
Fue así que Dios transformó a ese hombre insensible en una persona con un corazón lleno de amor. “Nunca sentí el amor que tanto estaba buscando, empecé a querer gritar y de decirle a todos lo que le había pasado, que Dios me amaba”, cuenta el protagonista de esta historia.
Desde esa fecha Gustavo vive para Cristo y daría su vida por Él.

Fuente: Movimiento Misionero Mundial

Eres Mi Vida


Había un niño de la India que fue enviado por sus padres a un internado. Antes de ser enviado, este muchacho fue el alumno más brillante de su clase.Era el primero en todo. Él era un campeón.

Pero el muchacho cambió después de salir de casa. Sus notas empezaron a desmejorar. Odiaba estar en el grupo. estaba solo todo el tiempo. hubo momento tan oscuros que hasta pensaba en el suicidio. Todo esto porque se sentía inútil y que nadie lo amaba.

Sus padres comenzaron a preocuparse por hijo, pero incluso ellos no sabían lo que estaba mal con él. Así que su papá decidió viajar a la escuela y hablar con él.

Se sentaron en la orilla del lago, cerca de la escuela. El padre comenzó haciéndole preguntas ocasionales acerca de sus clases, los profesores y los deportes. Después de un tiempo su padre dijo, ‘¿Sabes hijo, la razón por la que estoy aquí hoy? ”

El joven contestó, “para comprobar mis calificaciones?”
“No, no” su padre respondió: “Estoy aquí para decirte que eres la persona más importante para mí. Quiero verte feliz. A mi no importan las calificaciones. Me importas tú, me preocupo por ti y me importa tú Felicidad. ERES ES MI VIDA “.

Estas palabras causaron que los ojos del muchacho de se llenaran de lágrimas. Abrazó a su papá y se mantuvieron en silencio por un largo tiempo, no había nada más que decir.

Ahora el muchacho tenía todo lo que quería. Sabía que alguien en esta tierra que se preocupaba por él y le amaba profundamente. Significaba el Mundo para alguien¡.

Hoy este joven esta en la universidad y es el mejor de su clase. Nadie le ha visto triste jamás !

Muchas gracias papá. Tu también eres es mi vida..¡

Viraj Bhandare

Efesios 3:14-15
Yo siempre he sido Padre, y por siempre seré Padre…

Juan 1:12-13
La pregunta es… ¿quieres tú ser mi hijo? …

Romanos 8:31-32
Por mi amor hacía ti haré cualquier cosa que gane tu amor…

Salmos 34:18
Cuando tu corazón está quebrantado, Yo estoy cerca a ti…

Isaías 40:11
Así como el pastor carga a un cordero, Yo te cargo a ti cerca de mi corazón

Apocalipsis 21:3-4
Un día Yo te enjugaré cada lágrima de tus ojos y quitaré todo el dolor
que hayas sufrido en esta tierra…

Fuente: Renuevo de Plenitud

viernes, 12 de octubre de 2012

Hombre Nuevo


La biografía de Fernando Ñaupari Buendía es una historia de transformación y redención. Una vivencia de cambios, conflictos, desencuentros y dolor; pero también de mucho amor, perdón y salvación. Tenía ocho años cuando fue violado en una escuela de La Oroya, por un maestro, e ingresó de inmediato a un mundo donde la prostitución, el pecado, la homosexualidad, el alcohol y el dinero se convirtieron en parte de su cotidianeidad durante cerca de treinta años. Hasta que un día del año 2000, aquel varón, que incluso llegó a cambiarse de sexo y adoptar legalmente el nombre de Claudia, encontró en París, Francia, la Palabra de Dios y cruzó el primer peldaño para convertirse en un guerrero de la fe de Jesucristo.
 Once años después, y luego de un largo camino, Fernando tiene claro cuál es el núcleo de su transformación: Dios. “El Señor cambió mi vida. Gracias a él me liberé de las garras del diablo, encontré la paz que tanto ansiaba y dejé atrás el pecado, junto a una vida sin sentido, y hoy soy un hombre nuevo que tiene el corazón lleno del amor de Cristo”, relata. Habla con una voz fuerte y grave, en medio de la Iglesia Central del Movimiento Misionero Mundial de Lima, y aclara que apela “a la bendición del Todopoderoso” para relatar de la mejor forma su testimonio con el firme objetivo de que el mundo entero, principalmente las familias peruanas, conozcan que el único camino a la Salvación es Cristo.
 Sus palabras provienen de la verdad que vive hoy. “El pecado llegó a mi vida por desconocimiento de la palabra de Dios por parte de mis padres. Ellos eran católicos, vivían de espaldas a la verdad, adoraban imágenes, (Éxodo 20:4) practicaban el adulterio y me descuidaron. Fue por ello que los demonios de la homosexualidad a causa de la idolatria empezaron a operar en mi existencia”, narra con realismo. Luego, con las Sagradas Escrituras entre sus manos, revela que “desde muy niño me gustaron los vestidos, las muñecas y todas las cosas que le suelen agradar a las niñas”. Acto seguido, enmudece. El recuerdo lo abruma.
 El hombre, que hoy viaja por el mundo difundiendo la Palabra de Jesucristo, luce lloroso. Como si de pronto le costara retroceder el tiempo y volver a aquellos días de su infancia transcurridos en las contaminadas calles de La Oroya. Sin embargo, coloca punto final a las lágrimas que inundan su rostro y dice: “yo no pedí ser homosexual. A mí me violaron y nunca dije nada en casa por miedo a que mi padre me golpeara porque él era muy violento, tomaba demasiado y gastaba su dinero en mujeres”. Segundos después, prosigue: “después de la violación terminé convertido en un chico rebelde. Fue allí donde empecé a vestirme con ropas de mujer, a llegar ebrio a mi casa y a tener sexo con mis compañeros del colegio”.
 Ñaupari prosigue el repaso de su vida. “En mi casa cuando vieron que me iba convirtiendo en un pequeño homosexual me quisieron cambiar a golpes. Pero no hubo caso y mi padre, cansado de mi conducta, me botó a la calle a la edad de trece años”, revela. Entonces, mientras partía como un rayo hacia la capital del Perú, dice que su mente anidaba el objetivo de transformarse “por completo en una mujer”. Así llegó a Lima, a mediados de los setenta, y tras vivir dos años con unos parientes se empleó en un bar del Jirón Junín, en pleno Centro Histórico. Allí empezó a prostituirse.
 La metamorfosis
Tiempo después, con mucho dinero fruto de la prostitución y una peluquería que usaba como fachada, comenzó su transformación. Fernando pasó a ser parte del pasado y nació Claudia, su otro yo. Fue uno de los primeros peruanos en someterse a una operación de cambio de sexo. “En ese tiempo no me importaba nada más que llegar a ser una mujer. Por eso cuando pude me operé. Aunque el proceso fue doloroso y tardé tres meses en tener una vida normal, para mí en ese momento era lo máximo”, reconoce.
 Al igual que otros homosexuales, Ñaupari, revestido con la piel de Claudia, ingresó a una etapa de desenfreno para proseguir su mutación de hombre a mujer. Primero, a mitad de los ochenta, ya como portador de un documento de identidad con foto femenina, viajó a Brasil para terminar de perfeccionar su anatomía y prostituirse en las calles de Río de Janeiro en Brasil. De allí pasó a Milán, Italia, donde se quedó un par de años y fue testigo de excepción de la oleada de homosexuales peruanos que inundó la península itálica a inicios de los noventa. Luego, cansado de ver morir a sus colegas uno tras otro atacados por el Sida, se estableció en Francia y continuó transitando la calle y el alcohol. Al respecto,  sentencia: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis, ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones o homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores heredarán el reino de Dios (I Corintios  6:9)”.
 El esclavo se libera
Fernando se transporta hasta esa época. De inmediato, le ronda entre sus labios el hecho más notable de su estancia en París y afirma: “en Francia, mientras ejercía la prostitución, se me presentó la posibilidad de realizar el sueño de toda dama: unirme en matrimonio con un hombre. Para mí, que me creía mujer, fue extraordinario y acepté de inmediato y me casé el 17 de diciembre de 1994, en Lima, cegado por el diablo”. Sin embargo, esa última pieza de su transformación no encajó a la perfección en su estructura interior y fue el punto de partida de su viaje de retorno. “A pesar de haber logrado mi sueño no era feliz y sentía que mi vida estaba marcada por el dolor”.
 Ahora Ñaupari, quien estuvo casado 10 años y solía recorrer Europa cuando le “apetecía” y vestía ropa de los mejores diseñadores del mundo, recuerda todo aquello como “un auténtico infierno”. Una etapa dura y dolorosa: “era esclavo del pecado”. Pero todo por fin acabó cuando descubrió la Palabra de Dios y se percató que su existencia era un remedo de vida. Allí el poder de Jesucristo obró en él. Extendió una mano salvadora que lo ayudó archivar al personaje de Claudia y devolvió a la vida a Fernando. Un milagro que para este hijo de Dios, recién reconocido nuevamente como varón por la justicia francesa, es la mejor muestra del amor del Todopoderoso. ¿Quién puede dudarlo?

FUENTE: IMPACTO EVANGELÍSTICO

Edifiquemos sobre buen fundamento


 El Evangelio según San Mateo 7:24-29 nos habla de dos constructores, ambos tenían una meta, construir una casa aparentemente idénticas. La actitud de ellos es la que va a hacer la diferencia, la que nos mostrará el final de ellos. Uno es prudente, el otro es insensato; uno es el que prevé, que piensa, que reflexiona, que no toma a la ligera las cosas, sino que edifica sabiamente, siguiendo la dirección, la orientación, por eso nuestro Señor Jesucristo nos habla aquí y dice: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca” (Mateo 7:24).
Los dos han sido instruidos, los dos han recibido una orientación, se les habló de los peligros, se les habló de los materiales, se les puso todo a su disposición, pero cada uno podía escoger y hacer uso de la orientación o hacer caso omiso de la misma. Dios le ha dado la facultad al hombre de escoger entre la vida o la muerte, de obedecer o desobedecer, de seguir las instrucciones de Dios o ignorarlas, el hombre es libre en su elección. El hombre puede decidir abrirle el corazón a Dios, puede obedecerlo, seguir su Palabra, seguir sus instrucciones o puede cerrar su corazón y vivir conforme a su parecer, conforme le plazca.
 
Entonces son puestos a prueba, y se prueba la solidez, de ambas casas, de ambas conductas, de ambas decisiones. Y entonces “descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa” (v. 25 y v. 27), entonces el hombre sabio, el hombre previsor que sabe lo que está haciendo, que sabe construir, es un hombre que su casa está “fundada sobre la roca”, sobre un fundamento sólido; el hombre insensato que edifica de cualquier manera, que no prevé el futuro, que no reflexiona, que no piensa lo que puede ser el día de mañana, es el “que edificó su casa sobre la arena”, un fundamento vulnerable, inestable, parece firme en el momento; eso es cuando uno edifica su vida, puede ser sobre las riquezas, sobre los placeres, sobre todo lo que el mundo le ofrece y no edifica su vida sobre la única roca inconmovible que se llama Jesucristo.
 
También dice la Palabra que: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican…” (Salmo 127:1), si Dios no edifica la casa, aunque los trabajadores o los edificadores se esfuercen en vano trabajan; también la Biblia dice que: “Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores…” (Salmo 127:2). Es decir, que sin la bendición de Dios, por mucho que nos afanemos, por mucho que nos esforcemos, por mucho que queramos hacer las cosas bien, no podrá salirnos bien, la única garantía es cuando estamos edificando en Cristo, cuando estamos edificando en el fundamento de la verdad. Amén

Fuente: Impacto Evángelistico

La Felicidad

 Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro.
Entonces nos sentimos frustrados de que los hijos no son lo suficientemente grandes y que seremos felices cuando lo sean.
Después de eso nos frustramos por que son adolescentes (difíciles de tratar).Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esa etapa.
Nos decimos que nuestra vida estará completa cuando a nuestro esposo o esposa le vaya mejor, cuando tengamos un mejor auto o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados…
La verdad es que no hay mejor momento para ser felices que AHORA.
Si no es ahora? , Cuando? Tu vida siempre estará llena de retos.
 Es mejor admitirlos y decidir ser felices de todas formas.
Una de mis frases favorita es de Souza, dijo: “Por largo tiempo parecía para
mí que la vida estaba a punto de comenzar, la vida de verdad. Pero siempre
había un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin
terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar, entonces la vida
comenzaría. Hasta que me dí cuenta que esos obstáculos eran mi vida.”
Esta perspectiva me ha ayudado a ver que no hay un camino a la felicidad.
la felicidad es el camino.
Así que atesora cada momento que tienes, y atesóralo más cuando lo compartiste con “alguien especial”, lo suficientemente especial para compartir tu tiempo, y recuerda que el tiempo no espera por nadie…
Así que deja de esperar hasta que termines la escuela, hasta que vuelvas a la escuela, hasta que bajes 10 kilos, hasta que tus hijos se vayan de casa, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, hasta el verano, o hasta que mueras, para decidir que no hay mejor momento que este para ser feliz…
La felicidad es un trayecto, no un destino.
Juan 10:10
yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Efesios 5:20
Dando siempre gracias a Dios por todo al Dios y Padre, en el nombre de Nuestro Senor Jesucristo
Mateo 11:28
Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.

 Fuente: Renuevo de Plenitud

jueves, 11 de octubre de 2012

“No hay nada ni nadie como Jesucristo”


 Martín Hernández era un joven muy alegre del distrito de La Victoria en Lima.  
En la adolescencia conoció a quien sería su enamorada, con quien pensaba compartir su vida.
Un  día al dejarla a su pareja y al retornar a su casa, sintió que algo entró en él, notó con su pecho se comprimía. No obstante, pensó se le pasaría sólo con dormir.  Pero nunca más pudo ser más el mismo. Tomaba tranquilizantes, se volvió violento y a la vez deprimido.
Sus amigos creyeron que le habían hecho brujería. Por eso acudió a un curandero que se ofreció a solucionar sus problemas.
“Señora (le dijo a su madre)  aquí vamos a curar a su hijo, tráigame ají, limones, velas”, le dijo el charlatán . Seguidamente, frente al cuadro del Señor de los Milagros, hizo un ritual y le recomendó una dieta especial para librarlo de la maldición que arrastraba. Pero todo fue peor.
Sus actos eran cada vez más violentos. Inclusive, su enamorada decidió separarse de él, a lo que Martín respondió: “Si tú me dejas, me mato”.
Decepcionado de todo porque sus males no desaparecían, conoció a una amiga de su mamá que era bruja quien ofreció sanarlo. “Yo sé que un día vas a venir a mis pies”, le dijo la mujer.
Vida oscura
Cuy y huevos fueron pasados por su rostro y pecho, al poco tiempo el inocente animal murió. Al abrirlo, la bruja le dijo todos los males que tenía. Finalmente, le ordenó que se lleve al roedor, que lo lance al río y diga un conjuro para que sus males se vayan.
Mientras se alistaba a desaparecer al animal muerto en una bolsa, se encontró con un hermano cristiano quien vivía por su casa quien ya le había predicado de Dios. Al contarle lo sucedido este le dijo: “Tú sabes que ir al brujo es del diablo, que hacerse brujería es del diablo, pero el Señor te puede cambiar”.
Martín no pudo oírlo más. Intentó desesperadamente prender su moto para irse, pero al jalar la palanca esta no prendía. En ese momento el hombre de Dios puso la mano en el motor del vehículo diciendo: “En el nombre de Jesús prende”, y enseguida arrancó.
Ya lejos del lugar, el joven Martín pensó en lo que acababa de escuchar y en lo que presenció. “Si el nombre de Jesús tiene poder para prender la moto, tiene poder para sanarme”, meditaba mientras manejaba.
Al día siguiente del oscuro ritual todo fue en picada. Su rostro se  le desfiguró, su cuerpo no le respondía, se enfermó más y  escuchó una voz que le dijo: “Esta noche te vas a morir, pero no aquí en la calle, sino en tu casa”.
Al sentirse tan mal comenzó a gritar “Me voy a morir”. Lo escucharon todos los vecinos y se alteraron, comenzaron a preocuparse, enseguida pensaron en traer al hermano que predicaba en el barrio que un día antes habló con Martín, su nombre: Raúl Caldas.
Al llegar el hermano  oró por él. Mientras tanto, su madre tuvo una experiencia con Dios. Vio a su hijo a los pies de la cruz y ella le rogaba diciéndole: “Sana a mi hijo”.
Ese día lo llevaron al templo para que el pastor de la iglesia ore por él. Durante la entrevista con el pastor, Martín confesó sus pecados. Al  entender que Jesús era el único camino, le entrego su vida y su madre hizo lo mismo.
Pero el enemigo se resistía a soltarlo. Sin embargó, el se aferró a Dios y a lo que los pastores le dijeron. Al poco tiempo, volvieron a orar por él.
Al finalizar la oración, para Martín  Hernández  todo era distinto. Cristo había roto sus cadenas.
El sintió que de verdad Dios lo había cambiado, porque luego de seis meses sin poder dormir bien, desde ese día pudo descansar tranquilo, sintió alegría, paz, empezó a ganar peso y los malos pensamientos se habían ido.
Ahora junto a su esposa le sirven a Dios de corazón.

Fuente : Movimiento Misionero Mundial

Cuán dulce es fiar en Cristo



 Escrita en 1882, por Louisa M. R. Stead, para superar la trágica muerte de su esposo, el himno, llamado en idioma anglosajón "Tis So Sweet to Trust in Jesus", lleva 130 años alabando al Señor.
Ciento treinta años después de su creación, el mensaje del tradicional himno cristiano "Oh Cuán Dulce es Fiar en Cristo", denominado en inglés "Tis So Sweet to Trust in Jesus", continúa resonando alrededor del mundo. Escrita por la creyente Louisa M. R. Stead, en 1882, la canción está considerada, por la crítica especializada, como una de las composiciones más bellas de la música religiosa gracias a su letra optimista que habla sobre el consuelo que puede prodigar el Creador.
 
Este himno nació tras una desafortunada circunstancia experimentada por su autora. Louisa Stead, nacida en 1850 en Inglaterra, y su esposo se relajaban junto a su hija de cuatro años en una playa de Long Island (New York) cuando escucharon el grito desesperado de un niño que se estaba ahogando. El esposo de Louisa trató de salvarlo. Sin embargo, durante el rescate el niño arrastró al señor Stead bajo el agua y ambos se ahogaron mientras Louisa y su hija observaban la escena a la orilla del mar.
 
Luego de la muerte de su marido, Louisa quedó sin medios económicos para sostenerse excepto el amor y amparo del Señor. Ella y su hija de nombre Lily experimentaron las más extrema pobreza y se vieron condenadas por algún tiempo a vivir una serie de privaciones. Empero, una mañana, cuando no tenían ni un solo centavo ni comida para el día, abrieron la puerta y encontraron que alguien les había dejado dinero y comida al lado de su puerta. Entonces, ese día ella escribió: "Oh Cuán Dulce es Fiar en Cristo".
 
MISIONERA ETERNA
 
La vida de Louisa siempre estuvo ligada al Todopoderoso. Convertida a los nueve años de edad, Stead sintió el llamado de Jesucristo y con apenas 21 años se fue a los Estados Unidos para predicar la Palabra. Posteriormente del fallecimiento de su primer cónyuge se casó en segundas nupcias con Robert Wodehouse, un pastor evangélico, y se marchó a Sudáfrica. En 1895, con la idea de cuidar su salud, regresó a Norteamérica, pero una vez más el fiel Creador la envió en misión evangelizado a Rhodesia, en 1901.
 
Su hija Lily, desposada igualmente con un hombre de fe, compartió su amor por Dios y también entró en el campo misionero. Y aunque ella dejó de existir en 1917, tras un fructífero paso terrenal, su obra jamás dejó de estar presente dentro de la comunidad evangélica mundial. A lo largo de trece décadas sus versos, que se destacan por la confianza que transmiten en Cristo, han alcanzado la talla de canto imprescindible y son la mejor muestra de que es muy dulce y grato creer en el Dios Altísimo.
 
Las palabras del poema de Louisa Stead fueron musicalizadas por el famoso compositor cristiano William James Kirkpatrick, inventor de cerca de cien obras mayores y un sinfín de himnos de Pascua, Navidad y coros infantiles, y posteriormente se publicaron en varios himnarios. La tragedia que inspiró "Oh Cuán Dulce es Fiar en Cristo" se transformó lentamente, en el siglo XX, en una fuente de consuelo para muchas almas, y hoy en día no deja de maravillar a los seguidores de Jesús de Nazaret.
 
OH CUÁN DULCE ES FIAR EN CRISTO
 
¡Oh, cuán dulce es fiar en Cristo
Y entregarse todo a Él;
Esperar en sus promesas,
Y en sus sendas serle fiel!
 
Coro
 
Jesucristo, Jesucristo,
Ya tu amor probaste en mí;
Jesucristo, Jesucristo,
Siempre quiero fiar en ti.
 
Es muy dulce fiar en Cristo,
Y cumplir su voluntad,
No dudando su palabra,
Que es la luz y la verdad.
 
Siempre es grato fiar en Cristo,
Cuando busca el corazón,
Los tesoros celestiales,
De la paz y el perdón.
 
Siempre en ti confiar yo quiero,
Mi precioso Salvador;
En la vida y en la muerte,
Protección me dé tu amor.

Fuente: Impacto Evángelistico 

miércoles, 10 de octubre de 2012

“Gracias Cristo por salvar mi hogar”

 Pablo Quinto probó el sabor de la tristeza desde temprana edad. Lejos de sus padres tuvo que vivir con sus abuelos y con tan solo ocho años falleció uno de ellos, teniendo que ser criado por su abuela, quien moriría años despues.
Al verse solo a los 13 años decidió mudarse a Lima. Vivió con sus progenitora y su padrastro, pero nada era igual, ella  no lo trataba como a un hijo, sino como a un empleado. Su padre político, quien prometió ayudarlo, tambien falleció. Su única familia era su madre.
Pablo trabajaba de día y estudiaba de noche. Discutía mucho con su madre porque no comprendía la razón de su maltrato, comenzó a sentir un oscuro impulso que lo motivava a acabar con la vida de su único pariente.
Cuando comenzó a ganar dinero, conoció a un grupo de malhechores con quienes salía a “disipar las penas” constantemente. Esas malas juntas también intentaron iniciarlo en el consumo de drogas, pero él sabía que eso sería su ruina y nunca aceptó los ofrecimientos.
Esas personas tambien le solicitaron que forme parte de sus fechorías. Es así que le piden que  sirva de “campana” (individuo que alerta la presencia de alguien que pueda frustar el acto delictivo) durante un robo. Pero algo le hizo sentir que por un pequeño error su vida podría ser  tormento en prisión.
Al poco tiempo empezó a trabajar en una fábrica de helados, fue así que le empezó a gustar la electricidad y comenzó a estudiar para especilarse ese oficio.
En medio de esto, siempre visitaba la bodega de su futura suegra, donde conoció a una joven vendedora que le gustaba mucho y poco a poco fue naciendo una relación entre ambos.
Pero ella era creyente. No obstante, dejó todo por el amor que sentía por aquel muchacho, llegando al punto de dejar a su familia para irse con él.
Durante la convivencia la jóven notó que el hombre alegre y cariñoso que conoció se había transformado en un sujeto malhumorado y ebrio. Lamentó haberse apartado de los caminos del Señor para vivir un verdadero suplicio.

Cambio de rumbo

Ya con 2 hijos, la muchacha llamada Flavia, decidió reconciliarse con el Señor. Fue así que volvió a formar parte del Cuerpo de Cristo. Sin embargo, su corazón no era completamente feliz porque deseaba que su esposo cambie por su bien y el de sus pequeñas.
Siempre trató de involucrarlo en las cosas de Dios. De vez en cuando lo llevaba a campañas o a diversas actividades cristianas.
Un día fue a recoger a su esposa del templo al que ella asistía. Mientras estaba esperando a las afueras del recinto comenzó a escuchar el mensaje de Dios predicado por el pastor.
Repentinamente, Pablo estaba dentro del lugar y al escuchar el llamado no resistió levantar sus manos. Fue así que dio un paso de fe y entregó su vida a Cristo, en ese momento sintió un amor que llenaba su corazón. “Era Dios quien me quebrantó y me hizo una nueva criatura”, cuenta el protagonista de esta historia.
Desde ese día todo cambió para bien. Hoy junto a su esposa y sus seis hijas le sirven al Jesucristo en la Iglesia del Movimiento Misonero Mundial de Santa Anita-Lima.

Fuente: Movimiento Misionero Mundial

El temor de Jehová


 La Biblia tiene mucho que decir acerca del temor. De hecho menciona dos tipos específicos de temor. El primer tipo es beneficioso y debe ser fomentado. El segundo tipo es un detrimento y no solo debe ser disuadido sino conquistado. El primer tipo de temor es el temor del Señor. Este tipo de temor no es necesariamente miedo que signifique estar temeroso de algo. Más bien es una impresionante reverencia por Dios; una reverencia por Su poder y gloria. Sin embargo, también es un apropiado respeto por Su ira y enojo. En otras palabras, es un reconocimiento de todo lo que es Dios, lo cual viene a través de conocerlo a Él y todos Sus atributos.
El temor del Señor conlleva muchas bendiciones y beneficios. El Salmo 111:10 nos dice: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos. Su loor permanece para siempre”. Y Proverbios 1:7 se declara: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. Por lo que podemos ver que tanto la sabiduría como el conocimiento comienzan con el temor del Señor.
 
Más aún, en Proverbios 19:23 leemos: “El temor de Jehová es para vida, y con él vivirá lleno de reposo el hombre; no será visitado del mal”. Y de nuevo en Proverbios 14:27 nos dice: “El temor de Jehová es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte”. Y Proverbios 14:26 declara: “En el temor de Jehová está la fuerte confianza, y esperanza tendrán sus hijos”. En estos versos vemos que el temor del Señor proporciona vida, seguridad para tus hijos, protección del mal, confianza y satisfacción.
 
Por todo esto, se puede ver que el temor del Señor debe ser fomentado. Sin embargo, el segundo tipo de temor mencionado en la Biblia no es beneficioso y debe ser no solo disuadido, sino derrotado. Este es el “espíritu de cobardía” mencionado en 2 Timoteo 1:7 donde dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. Así que podemos ver desde el principio que este “espíritu de temor” no viene de Dios.
 
Sin embargo, algunas veces estamos temerosos, algunas veces este “espíritu de temor” nos vence, y para vencer este temor necesitamos confiar en y amar a Dios totalmente. 1 Juan 4:18 nos dice: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. Sin embargo, nadie es perfecto, y Dios lo sabe. Así que Él ha esparcido generosamente ánimo contra el temor a través de la Biblia. Comenzando desde el libro del Génesis y continuando a través de toda la Biblia hasta el libro de Apocalipsis, Dios nos dice: “No temas”.
 
Por ejemplo, Isaías 41:10 nos anima, leemos: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Y de nuevo en Daniel 10:12, el ángel del Señor anima a Daniel: “Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido”. Y en el Nuevo Testamento, Jesús dice, “Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Mateo 10:31). Tan solo estos pocos versos, cubren muchos diferentes tipos de temor. Dios nos dice que no temamos estar solos, o estar demasiado débiles, o no ser escuchados, y no temer por nuestras necesidades físicas. Y estas exhortaciones continúan a través de la Biblia, cubriendo muchos diferentes aspectos del “espíritu de temor”.
 
Sin embargo, estos “no temas” dependen de nuestra habilidad para poner nuestra confianza y fe en el Señor. En el Salmo 56:11, el salmista escribe: “En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?” Este es un asombroso testimonio del poder de confiar en Dios. Lo que el salmista está diciendo es que, a pesar de lo que suceda, él confiará en Dios. Entonces, la total y completa confianza en Dios, es la clave para vencer el temor.
 
Confiar en Dios es rehusarse a ceder ante el temor. Es acudir a Dios aún en los tiempos más oscuros y confiar en que Él arregle las cosas. Esta confianza procede de conocer a Dios y saber que Él es un Dios bueno, quien solo quiere dar a Sus hijos cosas buenas. Es como dijo Job, cuando estaba experimentando unas de las pruebas más difíciles registradas en la Biblia, leemos: “He aquí, aunque él me matare, en Él esperaré” (Job 13:15).
 
Una vez que hayamos aprendido a poner nuestra confianza en Dios, ya no tendremos temor de las cosas que vengan contra nosotros. Seremos como el salmista y, “…alégrense todos los que en ti confían. Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes. En ti se regocijen los que aman tu nombre” (Salmo 5:11).
 
La Biblia tiene mucho que decir acerca del temor. De hecho menciona dos tipos específicos de temor. El primer tipo es beneficioso y debe ser fomentado. El segundo tipo es un detrimento y no solo debe ser disuadido sino conquistado. El primer tipo de temor es el temor del Señor. Este tipo de temor no es necesariamente miedo que signifique estar temeroso de algo. Más bien es una impresionante reverencia por Dios; una reverencia por Su poder y gloria. Sin embargo, también es un apropiado respeto por Su ira y enojo. En otras palabras, es un reconocimiento de todo lo que es Dios, lo cual viene a través de conocerlo a Él y todos Sus atributos.
 
El temor del Señor conlleva muchas bendiciones y beneficios. El Salmo 111:10 nos dice: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos. Su loor permanece para siempre”. Y Proverbios 1:7 se declara: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. Por lo que podemos ver que tanto la sabiduría como el conocimiento comienzan con el temor del Señor.
 
Más aún, en Proverbios 19:23 leemos: “El temor de Jehová es para vida, y con él vivirá lleno de reposo el hombre; no será visitado del mal”. Y de nuevo en Proverbios 14:27 nos dice: “El temor de Jehová es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte”. Y Proverbios 14:26 declara: “En el temor de Jehová está la fuerte confianza, y esperanza tendrán sus hijos”. En estos versos vemos que el temor del Señor proporciona vida, seguridad para tus hijos, protección del mal, confianza y satisfacción.
 
Por todo esto, se puede ver que el temor del Señor debe ser fomentado. Sin embargo, el segundo tipo de temor mencionado en la Biblia no es beneficioso y debe ser no solo disuadido, sino derrotado. Este es el “espíritu de cobardía” mencionado en 2 Timoteo 1:7 donde dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. Así que podemos ver desde el principio que este “espíritu de temor” no viene de Dios.
 
Sin embargo, algunas veces estamos temerosos, algunas veces este “espíritu de temor” nos vence, y para vencer este temor necesitamos confiar en y amar a Dios totalmente. 1 Juan 4:18 nos dice: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. Sin embargo, nadie es perfecto, y Dios lo sabe. Así que Él ha esparcido generosamente ánimo contra el temor a través de la Biblia. Comenzando desde el libro del Génesis y continuando a través de toda la Biblia hasta el libro de Apocalipsis, Dios nos dice: “No temas”.
 
Por ejemplo, Isaías 41:10 nos anima, leemos: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Y de nuevo en Daniel 10:12, el ángel del Señor anima a Daniel: “Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido”. Y en el Nuevo Testamento, Jesús dice, “Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Mateo 10:31). Tan solo estos pocos versos, cubren muchos diferentes tipos de temor. Dios nos dice que no temamos estar solos, o estar demasiado débiles, o no ser escuchados, y no temer por nuestras necesidades físicas. Y estas exhortaciones continúan a través de la Biblia, cubriendo muchos diferentes aspectos del “espíritu de temor”.
 
Sin embargo, estos “no temas” dependen de nuestra habilidad para poner nuestra confianza y fe en el Señor. En el Salmo 56:11, el salmista escribe: “En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?” Este es un asombroso testimonio del poder de confiar en Dios. Lo que el salmista está diciendo es que, a pesar de lo que suceda, él confiará en Dios. Entonces, la total y completa confianza en Dios, es la clave para vencer el temor.
 
Confiar en Dios es rehusarse a ceder ante el temor. Es acudir a Dios aún en los tiempos más oscuros y confiar en que Él arregle las cosas. Esta confianza procede de conocer a Dios y saber que Él es un Dios bueno, quien solo quiere dar a Sus hijos cosas buenas. Es como dijo Job, cuando estaba experimentando unas de las pruebas más difíciles registradas en la Biblia, leemos: “He aquí, aunque él me matare, en Él esperaré” (Job 13:15).
Una vez que hayamos aprendido a poner nuestra confianza en Dios, ya no tendremos temor de las cosas que vengan contra nosotros. Seremos como el salmista y, “…alégrense todos los que en ti confían. Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes. En ti se regocijen los que aman tu nombre” (Salmo 5:11).


Fuente: Impacto Evángelistico