Escrita en 1882, por Louisa M. R. Stead, para superar la trágica muerte de su esposo, el himno, llamado en idioma anglosajón "Tis So Sweet to Trust in Jesus", lleva 130 años alabando al Señor.
Ciento treinta años después de su creación, el mensaje del tradicional
himno cristiano "Oh Cuán Dulce es Fiar en Cristo", denominado en inglés
"Tis So Sweet to Trust in Jesus", continúa resonando alrededor del
mundo. Escrita por la creyente Louisa M. R. Stead, en 1882, la canción
está considerada, por la crítica especializada, como una de las
composiciones más bellas de la música religiosa gracias a su letra
optimista que habla sobre el consuelo que puede prodigar el Creador.
Este himno nació tras una desafortunada circunstancia experimentada por
su autora. Louisa Stead, nacida en 1850 en Inglaterra, y su esposo se
relajaban junto a su hija de cuatro años en una playa de Long Island
(New York) cuando escucharon el grito desesperado de un niño que se
estaba ahogando. El esposo de Louisa trató de salvarlo. Sin embargo,
durante el rescate el niño arrastró al señor Stead bajo el agua y ambos
se ahogaron mientras Louisa y su hija observaban la escena a la orilla
del mar.
Luego de la muerte de su marido, Louisa quedó sin medios económicos
para sostenerse excepto el amor y amparo del Señor. Ella y su hija de
nombre Lily experimentaron las más extrema pobreza y se vieron
condenadas por algún tiempo a vivir una serie de privaciones. Empero,
una mañana, cuando no tenían ni un solo centavo ni comida para el día,
abrieron la puerta y encontraron que alguien les había dejado dinero y
comida al lado de su puerta. Entonces, ese día ella escribió: "Oh Cuán
Dulce es Fiar en Cristo".
MISIONERA ETERNA
La vida de Louisa siempre estuvo ligada al Todopoderoso. Convertida a
los nueve años de edad, Stead sintió el llamado de Jesucristo y con
apenas 21 años se fue a los Estados Unidos para predicar la Palabra.
Posteriormente del fallecimiento de su primer cónyuge se casó en
segundas nupcias con Robert Wodehouse, un pastor evangélico, y se marchó
a Sudáfrica. En 1895, con la idea de cuidar su salud, regresó a
Norteamérica, pero una vez más el fiel Creador la envió en misión
evangelizado a Rhodesia, en 1901.
Su hija Lily, desposada igualmente con un hombre de fe, compartió su
amor por Dios y también entró en el campo misionero. Y aunque ella dejó
de existir en 1917, tras un fructífero paso terrenal, su obra jamás dejó
de estar presente dentro de la comunidad evangélica mundial. A lo largo
de trece décadas sus versos, que se destacan por la confianza que
transmiten en Cristo, han alcanzado la talla de canto imprescindible y
son la mejor muestra de que es muy dulce y grato creer en el Dios
Altísimo.
Las palabras del poema de Louisa Stead fueron musicalizadas por el
famoso compositor cristiano William James Kirkpatrick, inventor de cerca
de cien obras mayores y un sinfín de himnos de Pascua, Navidad y coros
infantiles, y posteriormente se publicaron en varios himnarios. La
tragedia que inspiró "Oh Cuán Dulce es Fiar en Cristo" se transformó
lentamente, en el siglo XX, en una fuente de consuelo para muchas almas,
y hoy en día no deja de maravillar a los seguidores de Jesús de
Nazaret.
OH CUÁN DULCE ES FIAR EN CRISTO
¡Oh, cuán dulce es fiar en Cristo
Y entregarse todo a Él;
Esperar en sus promesas,
Y en sus sendas serle fiel!
Coro
Jesucristo, Jesucristo,
Ya tu amor probaste en mí;
Jesucristo, Jesucristo,
Siempre quiero fiar en ti.
Es muy dulce fiar en Cristo,
Y cumplir su voluntad,
No dudando su palabra,
Que es la luz y la verdad.
Siempre es grato fiar en Cristo,
Cuando busca el corazón,
Los tesoros celestiales,
De la paz y el perdón.
Siempre en ti confiar yo quiero,
Mi precioso Salvador;
En la vida y en la muerte,
Protección me dé tu amor.
Fuente: Impacto Evángelistico
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