Emily Cabizas vivía tranquilamente con su familia; sin embargo su vida daría un giro inesperado.
Tenía una madre ejemplar y aunque la figura paternal era ausente, en
su casa no faltaba nada, siempre tuvieron lo necesario para vivir. No
obstante, al crecer se enteró del verdadero comportamiento de su padre,
El adulterio de su progenitor fue la razón por la que ella decidió irse de casa para luego dedicarse al alcohol.
Emily intento solucionar sus problemas personales con el matrimonio.
Es así que contrae nupcias a los 18 años, creyendo que de esta manera
lograría la libertad que necesitaba. Paralelamente sus adicciones se
incrementaban e incursionando en el consumo de drogas.
El inicio en el alcoholismo
Su vida permanecía llena de supuestos amigos y fiestas, aún sin
importarle el cuidado sus dos hijos pequeños, actitud que provocaría que
su esposo abandone el hogar.
Tras este suceso, decidió dejar al cuidado de sus hijos a su padre quien también se había separado de su madre.
“Una copita de vino te puede desinhibir” fue el consejo que le dieron
las “amigas” para ser feliz y olvidarse de sus problemas. Pero cuanto
más tomaba alcohol, al llegar a su casa más se sumergía en una tristeza
indescriptible.
“Llegué a colocar un espejo en mi habitación para no sentirme sola cuando bebía”, relató Emily.
Sus hijos también cayeron en el alcohol. Lamentablemente la mayor de
ellos también se refugió en las drogas. “Bebía con mis hijos como si
fueran mis amigos”, cuenta la hoy hermana Cabizas.
La pérdida repentina de un familiar hizo que Emily pensará en el
suicidio, incrementando sus adicciones, llevándola a inclusive, ingerir
alcohol metílico.
Al pasar el tiempo, creyendo que toda su vida la iba a pasar así, una
repentina enfermedad que afectó a su madre permitió que su padre pueda
conocer a un cristiano que les predicó sus progenitores.
Después de esa visita, poco a poco su madre recuperaba la salud.
Adolfo, al enterarse que aquel hermano había estando intercediendo por
su esposa, decidió ir agradecido a la iglesia.
El amor de un padre
Adolfo entendió que solo Dios podría salvar a su hija del alcohol y
se entrega a Cristo. Pero cuanto más le hablaba a Emily del poder de
Jesús, ella más se burlaba de él. El alcohol ya la había dejado a sin
nada, al venderlo casi todo para comprar más bebidas se quedó solo con
un colchón donde dormir.
Emily aseguró que el Señor utilizó a su querido sobrino. Al
encontrarla en su cama llena de restos de cigarro y botellas de
alcohol, le hizo prometer que si lo quería de verdad iba ir al templo
durante domingos consecutivos. Es así como comienza a cumplir su
promesa acudiendo a la Casa de Dios.
Al encontrarse con un ambiente espiritual y escuchar la prédica, sintió que ella vivía un momento sobrenatural.
Al llegar el cuarto domingo, Emily pensó que esta sería la última vez
que pondría un pie en el templo, que todo estaba bien pero que Dios no
era para ella.
Aquel domingo bajó del taxi cuando vio al pastor Rodolfo González,
ella creyó que no la había visto, pero nuestro pastor volteó y la
saludó. Ella quedó sorprendida por el amor y paz con la que el siervo de
Dios le estrechó la mano.
Un toque de lo alto
Emily tuvo su primera experiencia con Dios cuando se encontraba
trabajando. Un anciano de barba blanca le dijo: “Hijita ya no tomes más,
desde ahora predicarás mi palabra”.
Al abrir sus ojos otra vez y al no encontrar a ese personaje,
inmediatamente cuenta lo sucedido a su padre, quien entendió que era
Nuestro Creador empezaba a tocar el corazón de su hija. Pero la lucha de
Emily con el alcoholismo continuaba.
Un día de convención en el Coliseo Amauta, la Palabra de Dios
completó la obra. Frente al altar, Emily sintió que un gran peso
abandonaba su cuerpo y una luz invadía su ser quebrantándose ante el
Poder Divino.
Ella salió de la convención sintiendo un amor inmenso dentro de sí.
“Quería abrazar a todo el mundo y contarles que Cristo es la solución
para todos los problemas”, afirma Emily.
Ese gozo de nuestra hermana Emy no se ha ido, ella se mantiene fiel
al Señor, aquel Dios que le devolvió a su esposo, a sus hijos y a su
familia. Aún falta que algunos venir al camino a la salvación, pero sabe
que Quién la cambió todo lo puede.
(Relato extraido del programa Testimonio Vivo de Bethel Televisión)
0 comentarios:
Publicar un comentario