¿De dónde vino Dios? Estas preguntas suponen que todo, incluso Dios,
está sujeto a las limitaciones del tiempo y espacio, como lo está el
hombre; que no hay nada fuera del tiempo y el espacio, una suposición
que la comunidad científica ha puesto en duda y ha descartado desde la
teoría de la relatividad de Alberto Einstein.
Einstein demostró que el tiempo en realidad se puede alterar,
desacelerar, acelerar, cuando los objetos comienzan a viajar a
velocidades muy altas. Esto sugeriría que el concepto común de que todas
las cosas se originan y funcionan dentro del contexto de un tiempo y
espacios fijos, que nada existe fuera del tiempo y el espacio, no es
correcto por necesidad.
Aunque no se puede entender completamente, los hechos facilitan la
aceptación de la enseñanza bíblica de que Dios existe fuera del tiempo y
el espacio como los conocemos (Salmos 90:4; Colosenses 1:17; 2 Pedro
3:8). La aceptación de que Dios existe fuera del tiempo y el espacio
como lo conocemos, deja sin sentido cualquier pregunta sobre su origen y
sobre lo que Él estaba haciendo antes que creara lo que conocemos como
el universo.
Estas preguntas podrían ser legítimas si Dios estuviera sujeto al
tiempo y al espacio, pero no lo está. La Biblia enseña que Dios no está
sujeto al tiempo y al espacio, y que Él no ha querido revelarnos (según
nuestra perspectiva) todo lo que ocurrió antes que creara el universo.
Fuente: Movimiento Misionero Mundial
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