sábado, 3 de noviembre de 2012

Jesús : El verdadero escape a la libertad


 El pastor Marcos Carbajo cuenta el milagro que obró Dios en su vida. Su existencia fue marcada desde muy niño por la separación de sus padres, acto que inclusive afectó su salud. Desde pequeño se entristecía mucho por la situación de su familia. A pesar de esto, obtenía buenas calificaciones en la escuela.
Sin embargo, al ver que sus  padres no se reconciliaban, los azules en la libreta paulatinamente se convertían en rojos.  Es así, que el joven Marcos se refugió en las malas amistades haciéndolo  incursionar en el uso de armas y en los asaltos.
Pese a su mal comportamiento, logró ingresar al Ejército Peruano llegando a alcanzar el rango de suboficial; lamentablemente, las malas juntas y las drogas ya se habían apoderado de él, abandonando las fuerzas armadas.
Con el paso del tiempo, ingresó en varias oportunidades el Penal de Lurigancho donde le predicaron la palabra de Dios, pero él no quiso aceptarla porque tendría de dejar lo malo, resistiendo el cambio.
La obtención de la verdadera libertad
Posteriormente, el hoy pastor Marcos obtuvo libertad, empezando a participar en un Centro de Rehabilitación, donde llegó a ocupar cargo de sub-director. Allí, conoció al pastor Ricardo Cueto, quien iba una vez a la semana a ese recinto llevando el evangelio.
Una discusión con el director del centro, despertó su anhelo por el Señor. Su superior enviaba a los jóvenes a jugar fulbito para que no escuchen al pastor que llegaba a ese lugar llevando la Palabra de Dios, esta actitud, indignó a Marcos.
De esta manera, el ahora Siervo de Dios, nota que ya no tenía atracción por los actos delincuenciales, empezaba a sentir que su vida no era la misma. El Señor también lo libertó de las drogas. El, junto al pastor Cueto iniciaron una hermosa tarea, llevando el mensaje bíblico a personas rechazadas por la sociedad, pero aceptas por Cristo.
Hoy es un hombre nuevo y fiel al Señor. Quien lo honró colocándolo frente a la iglesia del Movimiento Misionero Mundial en el convulsionado Jirón Quilca en el centro de Lima, donde junto a su esposa encabezan una congregación que día a día trabaja rescatando almas para el Reino de los Cielos.

 Fuente: Movimiento Misionero Mundial

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