sábado, 10 de noviembre de 2012

“Ahora tengo mi mirada fija en Cristo”

Pescador desde muy niño, Efraín Zúñiga nació y vivió la mayor parte de su vida en el departamento de Ancash (Chimbote) llegando a ser un experto pescador.
Fueron muchas las denominaciones a las que asistió, tratando de encontrar una verdadera paz y verdad, sin darse que solo en Jesucristo y en su Palabra encontraría el descanso espiritual que tanta anhelaba.
Ya en edad adulta se casó y llegó a tener cuatro hijos. Su familia se mudó al departamento de Lima. Mientras tanto, Efraín, amante de la pesca, continuó trabajando muchos puertos porque su gran experiencia le permitió abrirse puertas y superarse económicamente.
En medio de la bonanza, una llamada  telefónica entristeció profundamente su corazón, era su esposa quien le anunciaba que el pastor de la iglesia donde asistían había caído en adulterio. 
Muy decepcionado prohibió a su familia asistir otra vez a esa iglesia y comenzó en la gran búsqueda de una nueva denominación a dónde congregar.
Efraín amaba a Dios, y para no dañar a su familia comenzó a realizar pequeños servicios en casa, alimentándose el mismo con la palabra de Dios por cinco meses.
Para ello, su hermano José Zúñiga había escuchado por un emisora cristiana  a un predicador llamado Rodolfo González  Cruz. José nunca había escuchado una predica igual, era diferente y de inmediato llamó a su hermano Efraín para decirle  que había un pastor que predicaba conforme a la Biblia, como a él le gustaba.
La invitación llegó a Efraín, quien animado por su hermano no dudo en asistir con toda su familia.  En su primera visita se dio cuenta de la mala condición en la que vivía y sin resistirse a Dios pasó al altar y se reconcilió con el Señor.
En el altar sintió la mano del pastor sobre su cabeza que oraba por él, y a su vez la presencia de Dios que hacía la obra en su vida. Una  experiencia inolvidable, la misma que le sirve para mantenerse hasta el día de hoy.
Luchó duramente con el Señor por que  no quería dejar la pesca, pero Dios lo estaba llamando para un baluarte de su obra, en donde hasta el día de hoy labora incansablemente.

Fuente: Movimiento Misionero Mundial

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