martes, 6 de noviembre de 2012

La Verdad del Fracaso

 Fracasar no significa que somos fracasados… lo que sí significa es que todavía no hemos triunfado.
Fracasar no significa que no hayamos logrado nada… lo que sí significa es que hemos aprendido algo.
Fracasar no significa que hemos sido unos tontos… lo que sí significa es que teníamos mucha fe.
Fracasar no significa que nos hemos desgraciado… lo que sí significa es que estuvimos dispuestos a intentarlo.
 Fracasar no significa que no tenemos lo que se necesita… lo que sí significa es que necesitamos hacer algo de manera diferente.
Fracasar no significa que somos inferiores… lo que sí significa es que no somos perfectos.
Fracasar no significa que hemos desperdiciado nuestra vida… lo que sí significa es que tenemos una razón para comenzar
de nuevo.
Fracasar no significa que debiéramos rendirnos… lo que sí significa es que debemos intentarlo con más fuerza.
Fracasar no significa que nunca lo lograremos… lo que sí significa es que nos tomará un poquito más de tiempo.
Aún cuando tu caída haya sido desastrosa, recuerda que Dios saca provecho de todo, si con mi corazón humilde, reconozco y me dejo guiar por su mano poderosa.
Dios me libró de caer en la tumba;¡estoy vivo y disfruto de la luz! Job 33:28
Sólo una cosa te pido: si acaso llego a caer, no les concedas el gusto de burlarse de mí. Salmo 38:16
Yo estuve a punto de caer,y poco me faltó para que resbalara. Salmo 73:2

 Reflexiones – Renuevo.net

lunes, 5 de noviembre de 2012

“Todos tenemos una vida con propósito”



 Millones de personas en el mundo no le encuentran un real sentido a sus vidas, pero son pocos los que saben que Dios planificó su existencia desde el vientre materno.
Esta es la historia de Maira Orderes, una niña que creció en un hogar marcado por las carencias económicas, donde los gritos y regaños de su madre, Adelaida, eran cosa de todos los días.
Pero poco a poco esto fue cambiando, la familia Orderes empezó a asistir a un templo del Movimiento Misionero Mundial. Las discusiones disminuyeron y Maira sintió la diferencia de vivir con una familia cristiana.
No obstante, a poco de alcanzar la mayoría de edad, las luchas típicas de la adolescencia empezaron a agobiarla. Sentía que su madre y hermanas no la comprendían, inclusive pensaba recurrentemente en vivir sola.
La prueba
Pero lo peor estaba por venir. Cierto día escuchó una conversación en la que Adelaida confesaba que pensó abortar a Maira. Esto le cayó como un baldazo de agua fría, llevándola a una insipiente rebeldía.
Maira iba a ser el tercer aborto de Adelaida, pero no sucedió porque su tío se opuso a que su hermana cometa un nuevo crimen.
Desde ese día, la protagonista de esta historia asistía a regañadientes al Templo. Sin embargo, una noche el sentido de su vida cambiaría.
Vida en Cristo
El mensaje que escuchó provocó un giro de 180 grados en su vida. El predicador dijo que Dios conocía a cada ser humano desde antes de su existencia y que para todos había un propósito especial.
Fue así que Maira comprendió que su llegada al mundo no era en vano, que lo que hizo e intentó hacer su madre fue en una época en la que ella no conocía a Cristo.
No tardó en correr hacía el altar y arrodillarse pidiéndole perdón a Dios por su resentimiento. Desde ese día perdonó a Adelaida.
Actualmente sabe que El Creador tiene un plan sobrenatural con ella, testifica que nadie nace por casualidad y que todos tenemos una vida con propósito.

Fuente: Movimiento Misionero Mundial

Dios esta aqui- Tan cierto como el aire que respiras




 "Yo estoy con ustedes todos los dias hasta el fin del mundo" Mateo 28:19

sábado, 3 de noviembre de 2012

Jesús : El verdadero escape a la libertad


 El pastor Marcos Carbajo cuenta el milagro que obró Dios en su vida. Su existencia fue marcada desde muy niño por la separación de sus padres, acto que inclusive afectó su salud. Desde pequeño se entristecía mucho por la situación de su familia. A pesar de esto, obtenía buenas calificaciones en la escuela.
Sin embargo, al ver que sus  padres no se reconciliaban, los azules en la libreta paulatinamente se convertían en rojos.  Es así, que el joven Marcos se refugió en las malas amistades haciéndolo  incursionar en el uso de armas y en los asaltos.
Pese a su mal comportamiento, logró ingresar al Ejército Peruano llegando a alcanzar el rango de suboficial; lamentablemente, las malas juntas y las drogas ya se habían apoderado de él, abandonando las fuerzas armadas.
Con el paso del tiempo, ingresó en varias oportunidades el Penal de Lurigancho donde le predicaron la palabra de Dios, pero él no quiso aceptarla porque tendría de dejar lo malo, resistiendo el cambio.
La obtención de la verdadera libertad
Posteriormente, el hoy pastor Marcos obtuvo libertad, empezando a participar en un Centro de Rehabilitación, donde llegó a ocupar cargo de sub-director. Allí, conoció al pastor Ricardo Cueto, quien iba una vez a la semana a ese recinto llevando el evangelio.
Una discusión con el director del centro, despertó su anhelo por el Señor. Su superior enviaba a los jóvenes a jugar fulbito para que no escuchen al pastor que llegaba a ese lugar llevando la Palabra de Dios, esta actitud, indignó a Marcos.
De esta manera, el ahora Siervo de Dios, nota que ya no tenía atracción por los actos delincuenciales, empezaba a sentir que su vida no era la misma. El Señor también lo libertó de las drogas. El, junto al pastor Cueto iniciaron una hermosa tarea, llevando el mensaje bíblico a personas rechazadas por la sociedad, pero aceptas por Cristo.
Hoy es un hombre nuevo y fiel al Señor. Quien lo honró colocándolo frente a la iglesia del Movimiento Misionero Mundial en el convulsionado Jirón Quilca en el centro de Lima, donde junto a su esposa encabezan una congregación que día a día trabaja rescatando almas para el Reino de los Cielos.

 Fuente: Movimiento Misionero Mundial

¿A quién intentas agradar hoy?



 Una vez, un joven estudió violín con un maestro de renombre mundial. Trabajó arduo durante varios años para perfeccionar su talento y al fin llegó el día cuando se le pidió que diera su primer importante recital en público, en la gran ciudad donde vivían ambos, él y su maestro.
Luego de cada selección que él presentaba con gran habilidad y pasión, el violinista parecía receloso ante los grandes aplausos que recibía, aun sabiendo que aquellos en la audiencia eran astutos en la música y no dados a aplaudir presentación alguna que no fuera de calidad superior. El joven actuaba como si no pudiera escuchar el aprecio que era derramado sobre él.

En el cierre del último número, los aplausos fueron estruendosos y se escucharon numerosos Bravos. No obstante, el talentoso joven violinista tenía sus ojos fijos en un solo lugar. Al fin, cuando un anciano en la primera fila del balcón sonrió y asintió con su cabeza en señal de aprobación, el joven se calmó y brilló con alivio y gozo.

¡Su maestro había alabado su trabajo! Los aplausos de miles no significaron nada hasta que él ganó la aprobación del maestro.
¿A quién intentas agradar hoy? Nunca podrás agradar a todos, decide agradar a Aquel que es más importante, tu Padre Dios. Mantén tus ojos en él y no fracasarás.

Perdonar quiere decir ceder tu derecho de castigar a otra persona.

Gálatas 1:10¿Busco ahora el favor de los hombres o el de Dios?

Fuente: Tiempo de Esperanza 


viernes, 2 de noviembre de 2012

“Conocer a Cristo fue mi mayor logro”



El  hoy pastor Juan Llenque nunca pensó servir al Señor desde un altar.  Pero su historia no comienza de la noche a la mañana, Dios tuvo que sacarlo de una vida de perdición y angustia, mostrando una vez más su amor y misericordia para con los hombres.
Desde niño, vivió en un buen ambiente familiar, parecía que todo iba por buen camino. Juan fue muy aplicado en el colegio; se dedicaba íntegramente a sus labores estudiantiles, lo que generaba la admiración de sus profesores, familiares y de sus compañeros de salón.
Luego de ingresar a la universidad y gracias a sus estudios superiores desde muy joven  incursionó en su propio negocio. Pero, aunque aparentemente lo tenía todo, sentía que su felicidad no era completa.
Influenciado siempre por los amigos, tuvo una juventud llena de fiestas y aparente diversión. Pero ni bien cesaba la música, el baile y las copas se sumergía en una tristeza profunda, sin entender porqué.
Cercado por la tristeza, pensó que la felicidad se encontraba en el matrimonio, formando así su propio  hogar. Pasado los años y con dos hijos a cuestas, su vida conyugal comenzó a desmoronarse.
Por si mismo intentó encontrar las razones del mal momento que vivía, no solo en el hogar, sino que también en los negocios lo que generaba también inestabilidad económica en casa.
Tal fue su desesperación, que pensó en iniciar una nueva vida con otra familia.  “Pensé que eso solucionaría mis problemas”, relata el ahora pastor Llenque.  Fue así que ya no frecuentaba su casa, empezando una relación paralela.

El día de Dios

Sin embargo, un día en casa se encontró con una gran sorpresa. Tocaron a su puerta un grupo de hermanos procedentes de Chimbote que venían a Lima para la Convención Nacional del Movimiento Misionero Mundial, enviados por su hermano Diego, quien conocía al Señor. La reacción que entonces tuvo Juan fue de rabia, sintiendo que su hogar era invadido.
“Intenté mostrarles (a los hermanos) que todo iba bien en casa, así ellos le hablarían bien a mi hermano”, cuenta nuestro hermano Llenque.
Pero, mayor fue su asombro cuando sintió el amor que irradiaban los cristianos. Juan Llenque aceptó asistir a la convención en donde Dios hablaría a su vida.
Esa noche, entendió que “algo” no estaba andando bien, que de nada le sirvió tener posesiones, dinero, familia, andar en fiestas sino tenia a Cristo en el corazón.
“Al bajar las gradas para pasar al altar y recibir al Señor, sentí algo muy especial, mis cadenas se estaban rompiendo, el Señor estaba haciendo su obra en mi”, testifica el pastor. 
Al recibir a Cristo en su vida, empezó a pedir que esposa también pueda experimentar ese gran gozo que él sentía. Terminando la oración volteo anhelando verla y quedó impactado al  ver a pocos metros de su ubicación a su conyugue quebrantada ante Nuestro Señor Jesucristo. Los dos recibieron al Señor.
Hoy, con sus seis hijos le sirven al Cristo que cambió sus vidas. El reverendo Juan Llenque ahora pastorea la iglesia de La Corporación en el distrito limeño del Agustino y encabeza el área contable de Bethel Telecomunicaciones.

 Fuente: Movimiento Misionero Mundial

Conservar la amistad como un tesoro encontrado


 Lo normal es que nos guste tener amigos: el ser humano es social por naturaleza, crece y madura con el trato con otras personas. Y así como la familia nos proporciona fundamentalmente compañía, afecto cotidiano, apoyo incondicional, estabilidad emocional y una dimensión trascendental de la vida (un proyecto compartido, el progreso de nuestros hijos), los amigos aportan preferentemente aire fresco, diversidad, entretenimiento, la posibilidad de desarrollar aficiones y de comunicarnos en un ambiente de cordialidad y desenfado. Y, no pocas veces, la oportunidad de evadirnos de los problemas cotidianos.

Pero no todos los amigos son igual de importantes; hablemos hoy de esos que muestran interés por lo que nos ocurre, de los que siempre están dispuestos a aportarnos consejo, apoyo, cercanía y afecto; en otras palabras, los buenos amigos, los imprescindibles.
La mayor parte de nosotros tiene amigos, o los ha tenido. Pero, con el paso del tiempo, cambiamos de manera de ser, nos casamos y tenemos hijos y eso nos lleva a centrarnos en otras prioridades. Otros obstáculos son la distancia motivada, por ejemplo, por un cambio de residencia. Un posible freno más: compartir amigos con nuestra pareja y con sus amigos.
No se trata de tener muchos amigos, sino los suficientes para satisfacer nuestras necesidades de relación social
Además, conforme pasan los años, algunos tendemos a volvernos más reservados, egoístas, maniáticos o individualistas. Así, nos hacemos exigentes y menos abiertos, tolerantes y comprensivos, con lo que nos cuesta hacer nuevos amigos e incluso mantener los que teníamos.

Con lo fácil que es perder un amigo, qué difícil resulta recuperarlo, pensamos, como si la culpa no fuera nuestra. Pero sepamos que una persona que muestra capacidad para hacer nuevos amigos evidencia una apertura mental y una sociabilidad superiores a quien se ve incapaz para conseguirlo.

Dar y recibir

La amistad es una relación de reciprocidad. No vale que se quiera mantener una amistad con alguien, ambas personas han de desearlo y deben participar de un similar concepto de lo que significa la amistad y de la implicación que conlleva. Para reflexionar y para decidir sobre nuestras dudas, para admitir sin derrumbarnos las frustraciones y el dolor, necesitamos experiencias, conocimientos y seguridades que han provenir también de nuestro exterior y de nuestra familia.
Gracias a los amigos nos vamos conociendo, nos desarrollamos y tenemos la compañía necesaria para recorrer la vida sin miedo excesivo a las caídas, ya que actúan como amortiguador, como un punto de apoyo para seguir adelante. No con todos los amigos mantenemos la misma cercanía emocional. La diferencia estriba en cuánto y cómo compartimos, en el grado de implicación e intimidad en el que interactuamos. Las situaciones difíciles por las que todos pasamos se encargan de distinguir la calidad de nuestras amistades. Porque es muy habitual que amigos de toda la vida mantengan una relación superficial en la que compartir el tiempo de ocio es la única plasmación de la relación.
Por otro lado, la relación que mantenemos con los amigos es diferente a la de pareja, actúan en planos distintos de nuestra vida, complementarios pero difícilmente asimilables. Podemos compartir amigos con nuestra pareja, pero es mejor mantener algunos que sean exclusivamente nuestros.

Fuente: Tiempo de Esperanza.